El moderador de
un foro de tecnología al que envíe mi post anterior, me sorprendió ayer
diciéndome, “pocos docentes hay”, a lo que le contesté que maestros de
primaria no, pero investigadores camuflados de profesionales universitarios y
consultores que den clase a emprendedores, team buildings, etc… sí. Estando mi
interlocutor de acuerdo con ello.
Es decir, docente como tal no se considera casi nadie, pero
lo somos mucha gente, porque cada día se confunde más la delgada línea que
separa a la persona que enseña, de la que aprende. De hecho, hay un dicho que
dice, que para enseñar hay que aprender antes.
El caso, es que hoy echaban la culpa del desplome de Wall Street
al mensajero, perdón, al currito, perdón a los algoritmos, alegando que los
algoritmos estaban programados para reaccionar, así como escribe en el artículo de BBC Mundo
La Casa de Bolsa
Finamex dice en su página web que esos algoritmos "son capaces de escuchar,
analizar y entender gran cantidad de información y pueden
automáticamente responder a eventos del mercado en tiempo real".
Y eso fue lo que
ocurrió la semana cuando EE.UU. publicó un dato que revelaba que se crearía más
empleo de lo esperado; los algoritmos detrás de la bolsa de Wall Street estaban
preparados para vender cuando se activara ese dato.
Lo cual, desde mi modesta e infundada opinión es tirar
balones fuera, sin ver los primeros avisos de la pedazo crisis que va a darse
en otoño desde este año. Porque ¿absolutamente todos los algoritmos estaban
programados igual? ¿También el del elefante de Wall Street?
Y te preguntaras quién entrena a los algoritmos, pues vas a
flipar con la respuesta, adivina, lo haces tú, si, si, no mires a otro lado, lo
haces tú a diario con cada interacción que haces en digital. ¿Cuántas veces tu
interlocutor en un chat de Whatsapp se ha sorprendido de lo que has escrito? Y
te acuerdas de el corrector instalado, pues sencillo, está aprendiendo con la
excusa de que hables mejor… O cuándo en el buscador de Google haces una
búsqueda y no es la que quieres, y haces otra búsqueda más concreta, el
algoritmo está en ello. Como estas acciones puede que hagas unas cuantas más a
diario.
Es decir, es una profesión del presente, y que no cobres
unos euros por ello, es parte del nuevo contrato social que firmaste con la
mayoría de las aplicaciones y buscadores. Recuerda, tus datos ya no valen nada,
ahora valen tus patrones de comportamiento por cómo entrenas a sus algoritmos,
los cuales, casi siempre están para hacerte la vida más andina, menos el lunes
en la bolsa que volvió a ser tan emocionante como antaño.
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