El miércoles pasado,
estaba con Yago Uribe celebrando nuestro primer vuelo al lado en Cervezas La
Virgen, cuando me encontré con una persona que quedó en el podio de una
selección de startups en la que participe como jurado, como iba a cervezas Ipas
el nivel de alcohol liberó sus sentimientos, diciéndome desde que era un mierda
a un hijo de puta, por haber hecho aquella pregunta, que sólo supieron dos
personas las cuales estaban en el podio ganador. Por mi parte, silencio, me
recordó a hace un par de años cuando estaba cabreado hasta con el mundo…
El jueves después
de un workshop sobre el mentoring, un amigo me dijo “qué huevos, poner ese tuit,
¿sabes que me ha llamado una mujer quejándose del mism? o lo borras o ya estás
vetado en una del Ibex?”. Hacía referencia a reflejar las palabras para mi
machistas de un director de recursos humanos de otra Ibex en un encuentro que
coincidimos, y del que hago referencia en el post de "Ciudadana emprendedora". Lo
sorprendente del asunto es que esta directiva debe ser de ese porcentaje porcentaje de europeos que piensan que el papel principal de la mujer es cuidad a los hijos. El caso es que mi amigo, al ver que no me enrocaba, me dijo que
con mi idea le echaron de un trabajo, no por lo que decía, si no por cómo lo
decía. Hoy es un excelente profesional, sonrisa en mano, y facilitador del
cambio, del que se aprende cada vez que se comparte.
El viernes por la
mañana, tuve el honor de participar de jurado en la selección final de startups
para ser aceleradas en el SEKlab, de mi ex instituto, compartiendo debate con
el mítico Sandopen o también llamado José de la Peña y David Moreno,
manteniendo un animado dialogo con otra mentora y jurada Diana Pottecher, diciendo
Felix López a un acelerado, los son muy buenos y directos.
Durante el maratón
de 54 horas celebrado este finde me empecé a coger fama de Risto o de poli
malo, hasta el punto, que el domingo por la mañana la mentora coach me decía, “por
qué vas de duro si luego eres un trozo de pan”. En los feedbacks era quizás
demasiado directo, dando caña sobre todo en los que su actitud delataba a su
ego, sin dejar avanzarles, por el contrario, los grupos que desde el principio
fluyeron y aceptaron de buen grado las sugerencias, aunque eran auténticos
retos, coparon el podio.
Fue en la celebración
donde personas a las que sus egos sobresalían luego me dieron las gracias, por
la sinceridad y hacerles ver cosas que no se habían planteado… El caso extremo
fue uno que me espero casi a que apagaran las luces, y ya a solas, me dijo que
tenía razón, y que había aprendido la lección. Y tanto, tan sólo le dije que no
era bueno que él expusiera porque al ser la idea suya y de su sector, no
conseguía empatizar con su cliente, al ser visiones antagónicas… Se quedó
bloqueado en el escenario 7 horas después. O un mentor que me pidió feedback
profesional diciéndome “tú, que eres sincero” …
Reflexionando
sobre todo ello, me doy cuenta que como en MadridFly se demostró a 8 metros de altura estoy relajado y conectando rápidamente todo, el problema es a ras de
suelo, que no consigo transmitirlo de la forma más empática posible a los que
se enrocan. Además, puede que lo de no sonreír sea porque sé que la mayoría de
las personas que están emprendiendo no lo hacen por gusto, si no porque se juegan
pagar las facturas con ello, y la cosa es seria, por eso, quizás me lo tomo en
serio, y quizás y justo por eso, haya que meter una marcha más e ir menos
revolucionado, para conseguir que la otra persona fluya antes, y no se active
su ego, ni su miedo reptiliano.
Así que, me he
dedicado esta semana a pedir consejo a personas que lidian a diario con egos de
altos directivos del antiguo modelo económico de la oferta industrializada, y
las técnicas van desde hacer preguntas cerradas sabiendo la respuesta a crear
un storytelling de cosas conocidas para que no se asuste ante lo que viene,
pasando por la sonrisa permanente. A todo esto, hay que añadir un estado en que
vi de Juan Luis Polo sobre un libro “comunicación emocional”, que me llevó a
otro, que me pienso leer ya.
Lo dicho, el
objetivo es ofrecerte una de las soluciones lo más rápidamente y empáticamente
posible, siempre que pidas consejo, lo de darlos gratuitamente, sabe a cuerno
quemado.
En el fondo es
aplicarme mi propia medicina, no sólo prepararle a mi interlocutor para abrir la
puerta de sus clientes, si no, ser lo más ser lo más empático que pueda yo con
él. Justo lo que releo en mi propio libro de abre puertas que recojo en la
foto. ¡Tela! No pensaba que fuera capaz de aprender de mí mismo.