¿Te suena el mindfulness? Ese momento que te dedicas a ti, a desconectar de la rueda del hámster y te dejas fluir, sin prisa, pero sin pausa.
Y ¿la meditación? Cuando desconectas de toda la vorágine e impactos que no te dejan ser consciente de quién eres.
¿Has ido algún paso más allá? En un primer término, tu cerebro tiende a hacer generar una metáfora creyendo que eso es lo que te reconforta, pero estás atento y sigues en paz, centrándote en tu respiración, en cómo el aire canaliza tu ser.
Puede, que empieces a identificar una información, algo que no comprendes, incluso, imágenes nítidas de sucesos tuyos o de otros allegados que te ayudan a comprenderte.
Otro paso, es probar a preguntarte cosas en esos momentos, y casi seguro que recibes una información personalizada a medida, para que te sientas más tú, ni bien, ni mal, tan solo tú, más en línea con lo que eres, muy alejado de aquel estresante y artificial “¿Qué quiere ser?”.
Después, en tu día a día, te sientes más pleno, empiezas a tomar las riendas de tu vida, de tu don, de tu talento, y a disfrutar de cada uno de tus momentos, aportando valor a ti, a través de aportar a los demás.
Entonces, caes en la cuenta de lo fácil que es la vida, decidiendo cuando entras en la rueda del hámster, y cuando sales. Y lo más interesante, darte cuenta de qué no es una locura tuya, si no, que muchos allegados tuyos son conscientes también de ello, pero lo comentan entre susurros.
En algún momento, te preguntaras de donde viene esa información, cómo puede ser que nadie hable públicamente de ella, si es tan positiva para cada persona. Pues bien, son los registros akáshicos, una especie de inteligencia universal multisensorial de todo el conocimiento que hemos atesorado.
Ahora que en menos de una década llega la Inteligencia Artificial con mucha mayor capacidad creativa nos relegue a los creativos a meras mascotas, como demuestra ya el algoritmo que pinta igual que Rubens, o el que crea bandas sonoras de películas o el que llama a la peluquería, sería interesante que asumiéramos que nuestra ilustración, nuestro renacentismo y dejáramos de ser sumisos ante lo que nos dicen que tenemos que ser, y empezar a ser nosotros mismos. Si no te acuerdas de quién eres, y cómo puedes aportar a los demás, aquí tienes una memoría universal, cual USB.
En tus manos está, decidir si quieres decidir ser quién eres, y desconectar de la rueda del hámster para ser tú mism@, o seguir delegando tu existencia a lo digan en Gran Hermano o Salvame, que también es muy loable si es lo que quieres.
PD: Foto Gonzalo Osés río conectando con el mar