La semana
pasada leía esta frase “hay mucho gurú que nunca ha tenido una empresa y está
aconsejando a otros”. Quien lo escribió es una persona que se posicionó como
referencia en la motivación para emprender, pero no sé si tiene la sensación de
que le están comiendo la tostada, y su estela empieza a perder potenciales clientes.
A la par, hace unos meses un colaborador emprendedor, me echaba en cara que yo
no soy emprendedor, y que a dónde iba.
Ante lo
cual, me pregunto, si alguien va a tener
la sagaz idea de empezar a repartir carnets de emprendedores, que visto cómo
está el panorama de los enamorados de ponerles puertas al campo, es lo que
faltaba.
Emprender es
lanzarse a la aventura, lo cual, si eres capaz de olvidarte por un minuto del
aspecto laboral, lo más parecido es liarse la manta a la cabeza y tirarse al
monte, y que sea lo que dios quiera… Incluido la palabra empresa, suena más a
la que le lio Colón a Isabel para abrir una puerta diferente con Las Indias…
A día de
hoy, el discurso que por necesidad están comprando cientos de miles de españoles,
es que emprender mola, fracasar mola, tirarse a la piscina incluso cuando no
hay piscina mola, y lo que sé hacer, alguien me lo comprará, pero sin dar un
paso al frente y exponerse a que el mercado te elija. Pero no les mentes lo de
montar una empresa, un equipo de trabajo, que te miran con cara rara rara rara.
Bien, pues
lo siento por los emprendedores que montaron empresas y un día fracasaron y lo
han vuelto a intentar, y en vez de dedicarse a escuchar de verdad a sus clientes,
y dejarse de auto nombrarse como líderes de los que vienen, decirles que en España
hay tres millones de autónomos, los cuales, la mayoría no montamos una empresa,
que para ofrecer tus servicios no hace más que darte de alta. De esos, ¿los que
no montan una empresa no son emprendedores? Cuando invierten los activos que
tienen: su tiempo y su conocimiento, y se niegan a entramparse de nuevo con préstamos,
inversores que ya han aprendido la lección de las décadas anteriores.
El mercado
ha cambiado, y ya no hace falta currar para otros para ofrecer tus servicios a
una empresa, más aún, puede que en vez de emprendedores, seamos otra palabra
cool, “knowmads”, es decir, nómadas del conocimiento, alguien que por su talento innato, por su
educación, experiencia o porque le divierte hacerlo, sabe un poco más que otros
sobre temas puntuales en el desarrollo de un producto en el mercado, y puede
asesorar a otros sobre ese nicho allá donde estén sus clientes, sin que tengan el carnet de emprendedores.