El pasado fin de
semana me juntaba con un centenar de personas innovadoras y en su mayoría
informáticas, de las cuales la mayoría al intentar profundizar sobre lo que
hacían, y al algo muy técnico y concreto me decía, informática y solucionadora
de problemas.
Una de las
personas era director de colegio, de esos donde construyen personas, y nos
lanzó un guante ¿Qué competencias hay que formar ahora a los niños que en 2033
tengan 18 años?
Hay un hilo del
foro con ello, y cada persona resolvedora de problemas plantea una línea de
actuación complementaria o disruptiva con lo anterior, con la que se va generando
un batería de rutas para explorar muy interesantes.
Esta semana se
está celebrando el Madrid Design Festival, y ayer la exploradora de tendencias
Marisa Santamaría ayudaba a entender el mapa del presente continuo que es en sí
mismo el ilustrador Aitor Sarabia al plantearle como rediseñar el mundo.
Lo bueno, es que
cada vez hay más maestros como Marías Acaso y Césares Bonas, a la par que cada vez
más personas se atreven a plantear lo que creen que viene y las competencias
necesarias para afrontarlo de forma pública en meetups, aunque deban cuidar la
forma de decirlo para no causar rechazo entre las que van a escucharle.
Y la solución es…
A Javier Olivan lo definió hace unas semanas Bernardo Hernández como la persona
que detectaba muy rápido cual era el problema, a la par que aportaba una
solución. ¡Claro que por algo Javier es una de las personas de confianza de
Mark… Zuckeberg!!! Ojalá fuéramos todos Olivanes, porque incomprensiblemente
somos una especie que tenemos pánico al cambio. En mi caso, me quedo en
detectar rápido el problema y busco a las personas que pueden aportar
soluciones sostenibles, los excelentes son ellas, a mí con canalizar talento
con talante me sobra.
Y me cruzo en el
camino de solucionadores y constructores de innovación como Javier Sirvent, del
cual tengo bastante curiosidad por la bomba mediática que va a lanzar este
sábado en Santander Social Week, habrá que estar atento al hashtag.
Reconozco que
cuando te dan una pista buena de la solución es muy gratificante, como fue lo
que aprendí del Ángel Garrorena a salir a la calle a validar tu propuesta de
valor directamente a la calle cual lean sales, rompiendo con los tiempos de
lluvia fina de las tesis doctorales. Como el lunes pasado, en la clase de
validación del modelo de negocio en el programa de aceleración de emprendedores
de la Escuela de Organización Industrial y el Ayuntamiento de Cuenca, donde pude
utilizar esos mini trucos de magia que obran el milagro, al poder ver sonreír a
una persona cuando vuelve a recuperar sensaciones al probar que su oferta de
valor se la compran personas que conoce, porque les soluciona una necesidad…
Seguiremos
explorando y encontrando pistas, para que te atrevas a cambiar y encontrar la
solución a la medida de tu libertad de decisión, y la responsabilidad que ello
conlleva. O puede que la clave no sea plantearse que hay que solucionar
problemas, si no, generar directamente oportunidades, que no necesidades.
go gO GO!
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