La semana pasada
comenzaba con una de esas charlas de sobremesa de las que sólo se dan en casa
de mis padres, Paco Ochoa ex profe del ICAI, comentaba ante mi pregunta sobre
dios, que él creía en el concepto de la bondad en sí misma, a la par que me
planteaba un más allá por el hecho matemático de que todo lo finito tiene algo
después, tras un límite se acaba algo y empieza otra cosa… algo.
La cosa
continuaba con la publicación de una carta de mi padre por varios periódicos.
Esta vez, cambiaba su tradicional tema (el cambio climático) por el derecho a
decidir cuando quería dejar de vivir. Aquí el enlace del medio que tiene más tirada, (al ser semanal, lo publican a la semana). Su carta es de las últimas.
El primer
sobresalto, llegaba el martes, mi tía Felisa moría a sus esplendidos 91 años,
tocó subir a Valladolid a vital encuentro con mis primos y quedar en cañearnos
a la vuelta del verano…
El viernes Alex a
las 11:11 de la noche me anunciaba tu partida…
Una amiga común
me comentó el sábado que la muerte se nos acerca de tres en tres, de la misma
forma que se lleva a los famosos. Primero una lejana, la de Ángel Nieto, luego
otra cercana, y por último una que te revuelve por dentro, la tuya.
…
Mira que las he
tenido dobladas contigo, más por mi cabezonería en no salir de la zona de
confort que por la tuya de sonreír con la mirada, tras preguntarme cada vez que
me veías “Gonzalo, ¿eres feliz?
Volviendo a la
conversación con Ochoa, tras escucharme como con CRISPR ya se podría eliminar
los genes propensos a hospedar el cáncer de pecho en la célula de una niña
antes de nacer, o la posible inmortalidad abanderada por Cordeiro en tres
décadas o como con blockchain se está empezando a plantear quitar los tutores
de la economía humana decentralizando el poder, y devolviendo el mismo a cada nodo del sistema, cada persona,
al final, me decía “Gonzalo, la carrera tecnológica
sigue siendo la zanahoria delante del burro, el gran problema sigue siendo la
comunicación”. Lo cual lo añado a mi escenario de juego a cuatro décadas,
cuando seamos inmortales y teniendo de todo, ¿seguiremos pegándonos por no
entendernos?
Recuerdo una
frase tuya, “enseño a las personas comunicación porque quiero que expresen sin
miedo lo que quieren hacer con en su vida”.
La mañana del
sábado mi padre reflexionaba sobre cómo conseguiste liberarme de la carga que
me impuse desde pequeño, también fuiste detonante de ponerme manos a la obra
con mi libro, pilar de mi última resurrección profesional, con aquella frase
“Gonzalo, te conozco hace una década y mucha innovación y diseño, pero haz algo
para salir de la penuria económica de una vez por todas”.
Al llegar a tu
velatorio, Jon me invitó a verte, y tras pasar a la mini salita delatante de ti,
mi sentimiento material de perdida hizo que saliera escopetado de allí,
buscando algo. Al rato, vi a Dolo sentada en la salita enfrente de ti, allí
estaba resplandeciente, con una mirada que desprendía belleza a raudales, ¿la
causa? La enorme energía positiva que se concentraba en esa mini sala, ante ti,
pero para recibir esa energía y esa paz, había que estar más de cinco minutos,
no bastaba con verte medio minuto y volver a la sala para ahondar el vacío
terrenal… La cosa acabo con Jon invitándonos a salir de la sala porque
estábamos felices y riendo como dos niños picaros tras sincerarnos una década
después, ya que otras personas podrían ofenderse... Puede que esa sea la clave
de la relación contigo. El que acude a ti para saciar su sed y luego se va, no
se abría para recibir tu conocimiento.
Respeto el cabreo
de un amigo al irte sin avisar, a la par que me confesaba que era puro egoísmo,
por su necesidad de tenerte a cualquier precio, independientemente de ti. Entre
nosotros puede que faltará alguna conversación, ahora que estoy dándole vueltas
a ver si el tiempo pesa o cómo doblarlo por su eje.
Tu extenuante
misión ha concluido, has despertado y canalizado talento a manos llenas, a la
par que facilitado herramientas para que otros conectores seamos felices
disfrutando de lo que más nos gusta conectar, ya sea emprendedores con su
trabajo paga facturas o traducir innovación.
Este año se espera
una buena cosecha de niños índigos, por lo que los conectores energéticos como
tú y Ángel Nieto, tenías que partir. Habéis vivido siete décadas como si hubieran
sido siete siglos. Te fuiste en un viaje prenatal, justo antes de un eclipse
solar donde al acercarnos 4 centímetros al sol, somos más ligeros, eso es tomar
impulso de verdad.
Desde la humildad
me queda un camino por recorrer, ¡observar sin juzgar! A la par que bascular la
innovación global hacia la comunicación entre seres, independiente de sin son
electrónicos o no. Atónito contemplo como los perros se comunican mucho mejor
que los “inteligentes” humanos.
Tu marcha es un
recordatorio de que me toca aplicarme justo lo que pido a los futuros
emprendedores en cada edición de la lanzadera de empleo de la EOI (Escuela de
Organización Industrial) y el ayuntamiento de Guadalajara. Actitud y compromiso
con uno mismo.
Como escuche en
tu velatorio a un chico decir “seguro que Joaquina estará pensando: dejar de
llorar y poneros a encaminar vuestra vida”.
Como escribe Álex Preukscat en el estratégico libro "Blockchain: la revolución de internet" (Gestión 2000) "Desde el núcleo duro de la tecnología global de Silicon Valley, muchas personas como Naval Ravikant (uno de los inversores en la criptomoneda Z Cash... Balaji Srinivasana (fundador de Bitcoin 21 Inc, y Loic Le Mur (fundador de Le Web) insisten de forma recurrente en la importancia del autoconomiento y la meditación, quizás conscientes de que todos nosotros somos nodos del planeta... En España... Una de las lecciones importantes que transmiten es que la condición básica para ser un buen nodo es amarse a uno mismo para luego poder amar y empatizar con el resto de personas (o nodos)."
Se acabó acudir a
ti una vez cada x meses o años, para beber las preguntas de mi conciencia, con tu
libro, espero que no sea la pata de una silla, si no, la pared que de una vez
por todas me levante de mi zona de confort.
go gO GO!