Gonzalo Osés

Gonzalo Osés

domingo, 26 de febrero de 2017

Todos somos un poco raros


Vuelvo a la carga de la crítica de libros, y al igual que hace un par de años, empiezo por un autor que me cambió la vida. Sir Seth Godin y aquel fantástico “El engaño del ícaro”. En este caso, ni más ni menos que “"Todos somos un poco raros", el auge de las comunidades y el fin de lo normal” de la Alienta editorial.

Este título no le hace la competencia a su hermano mencionado, pero su fin es parecido, lo enfoca para el director de agencia de publicidad, que ahora no puede sólo escuchar a un único target y desde ahí transmutar poco el mensaje y casi no adaptarlo a las múltiples colectividades con sus propios tótems. Si bien, es cierto que la inmensa mayoría vestimos más o menos igual los colores de turno, se va aceptando que somos más un DNI, una tarjeta de crédito y un voto cada 4 años, y eso quién lo heredó…

La aceptación de que todos somos un poco raros, me viene a huevo para enlazar una reflexión que tuve hace unas semanas con Javi Moral de Fangaloka en el último Fuck Up NIghts madrileño, y es que somos los raros, los que nos salimos o nos apeamos del sistema antes o nos apearon por falta de normalidad, los que ahora acompañamos e iluminamos parte del camino en la nueva oscuridad a los normales, o ya ex normales, que no son asalariados. Medio tranquilizándoles a convivir en la incertidumbre laboral total, pan para hoy, y migas para mañana que veamos el camino de vuelta.

Si de algo estoy seguro, es que más allá de los vientos alisios del emprendimiento estartapero, están los del autoempleo, freelance, autónomo o más cool knowmad. Donde hay que animar a los buenos profesionales asalariados de hace un lustro a dar un paso al frente salir de la fila, y exponerse para que los clientes le quieran comprar sus servicios, prescindiendo de las capas de cebolla de marketing y los de ventas de aquellas empresas normales del siglo pasado.

¿Qué año habrá más raros que normales? ¿Nos convertiremos otra vez en anodinos normales 25.0? 

miércoles, 15 de febrero de 2017

Cuarto y mitad de trabajo


Puedes no tener hijos, pareja, hipoteca sin clausula suelo, amigos, coche, pero como no tengas trabajo, estás jodido. Porque seamos sinceros, si no consigues aportar tus conocimientos ocupando unas horas, a cambio de prestación económica, estás ko. Sí, se puede ir de mega happy power, pero al final, al no tener ni para cañas, te vas recluyendo en ti y en tus miedos, desapareciendo de tu entorno social, a la par que te abandonas en brazos de tus miedos más arcaicos. Cavándote tu propio agujero negro por el que se pierden los hay que y florecen los es que.

Vivimos en un país muy innovador, tanto que lidera la tasa de desempleo, estamos avanzando a la Unión Europea lo que viene, muchas horas calentando sillas y aporreando teclados con una bajísima productividad. A la par que somos una referencia en automatización de procesos industriales.

Y ya no son las flipadas que escriba aquí, Elon Musk (Paypal, Tesla…), el nuevo Steve Jobs plantaba hace unos días que en un par de décadas sobraran mucha gente y que para no quedarnos desfasados deberemos digitalizar nuestros cerebros, como plantea la corriente transhumanista y la singularidad.
A menudo dialogo con los mega positivistas, los cuales argumentan que se crearan nuevos empleos, como los de youtuber actuales, sí, pero ¿cuántos Rubius hay? Poquitos, muy poquitos. Sigo pensando que la relación es la desaparición de 10.000 puestos de trabajo por cada empleo knowmada que se crea, y del cual, soy buen ejemplo.

Soy de los que creen que cientos de millones de personas dejaran de estar infrautilizados, dejaran de hacer sus inútiles labores actuales, dejaran de ser humanos sumisos pertenecientes a plantillas de corporaciones de miles de empleados, aporreadores de teclados.

Pero mientras los futuristas plantean cómo será nuestra vida a 20 años, la cuestión es ver cómo vamos a cambiar ya la variable que rige nuestra vida actual, a otro concepto, por el cual las personas seguirán en un estado de bienestar, pero no trabajaran ni estarán menos alegres que ahora.

Y no hay nada como aterrizar en la vida real. Esta mañana he estado en la presentación del conciso y práctico segundo estudio de Transformación digital y RRHH realizado por Incipy con la ayuda de Inesdi... ya es bastante que de las cíen grandes empresas españolas más de la mitad declarara haber empezado el cambio de cultura empresarial... El agujero negro llegaba cuando una de las ponentes decía "se van a crear dos millones de nuevos empeños en la industria digital, pero ahora no hay casi nadie formándoese para ello",  entre tú y yo, cuesta menos diseñar algoritmos para que hagan esas mini tareas, que los 20 años de formación que tiene que tener un niño, para dejarle la relación de tus clientes en sus manos

Eso, respecto a las dinosauricas corporaciones. El mercado de empleo ya a avanza hacia el pago del talento, sin tener. Que trabajar para una gran compañía como demuestra la App Ibbü donde configuran una comunidad de expertos en ocio, viajes, moda, para que asesores a sus clientes y te paguen por ello. 

En definitiva, mientras las grandes coorporaciones empiezan a hablar de transformación digital, las pymes, micropymes, autónomos empezamos a caminar hacia el knowmadismo en plena economía del conocimiento. 

jueves, 2 de febrero de 2017

Vodafone España 2033



Esta semana el periódico de humor Mundo Today lanzaba el siguiente titular “Mariano Rajoy anuncia que nuestro país pasará a llamarse Vodafone España”. Alegando que servirá para “acometer el ajuste de 5.000 millones que nos exige Europa para cumplir las metas de déficit”, pasando los españoles a llamarnos “vodañoles”…(Leer la "noticia" del Mundo today")

En un principio, lo que ahora pudiera parecer una mera broma, dentro de 16 años puede que demos palmas con las orejas si el quebrado estado de bienestar español consigue que una corporación nos compre nuestra denominación de origen. O mucho antes, hasta el punto que cuando se agote el Fondo de Reservas de las pensiones el estado ya ha planteado que emitirá deuda pública.. La cual superó  el 19 de mayo de 2016 al PIB patrio por primera vez en un siglo.


La otra opción es acelerar la forma jurídica de las personas no electrónicas para que coticen a la seguridad social y paguen impuestos, pero mientras los nuevos trabajadores constituyen una clase social importante, te dejo con un par de pantallazos de la serie de dibujos Los Simpsons donde en un lejano año 2000 predecían la victoria de Donald Trump como presidente de Estados Unidos de América. (vídeo de capítulo)