He tenido clientes que me han contratado con el objetivo de asentar su
crecimiento y desarrollar el plan de franquiciar la experiencia creada con su
marca. Lo cual suele ser muy complicado, cuando no se planifica desde el
inicio, cuando se intenta implementar el carismático carácter de la dirección,
al franquiciado.
Como el movimiento se demuestra andando, y por confidencialidad no
puedo hablar de mis clientes. (La foto es de una camisa de El Ganso, con los cuales no he colaborado y por tanto no opino sobre su estrategia). Analizare un par de ejemplos de carácter público
y de plena actualidad, como es la composición de dos partidos políticos de
nueva creación.
Por un lado, tenemos a los que se visten de naranja, que tras años en la ciudad
condal, decidieron extenderse por el resto de la piel de toro, debido a la
premura de tiempos, tan sólo tres meses, no les dio casi tiempo a crear un
manual del franquiciado, con lo que se vieron obligados a contratar una empresa
de head hunters para validar cada uno de los CV de sus nuevos franquiciados.
Hasta aquí correcto, pero el 25M amenazaban con echar del partido a cargos
electos que no cumplieran con lo básico, pero la gota que colmó el vaso llegó
hace una semana, cuando la dirección decide restructurar la franquicia con más
empleados, la de la capital del reino, para diluirla en un consejo de 21 distritos
aderezado con otros expertos puestos a dedo por la dirección ¿cuántos? ¿22? El
por qué de esta acción, sólo lo saben ellos, pero desde fuera demuestra que a
la hora de franquiciar las prisas son malas consejeras. 24 horas después de la
reestructuración dan la presidencia "obligando" a otro partido a comprometerse a convocar primarias… menos mal que el papel y la web lo aguantan todo.
Por otro lado, están los que el año pasado se pusieron morados y con
el subidón dejaron de escuchar a sus franquiciados círculos, decidiendo que
sólo iban a franquiciar de cara a las elecciones autonómicas y a las generales,
participando en las municipales, o bien poniendo un córner con otras
formaciones, bajo el paraguas de una marca de unidad popular o han dejado que
organizaciones más amateurs hayan hecho alegorías de su marca. Con lo que el
sistema de franquicias es de lo más ambiguo, ni contigo ni sin ti.
Con lo que los de morado están empezando a sacar su carácter de lobo
con piel de cordero, en el campo verde turquesa donde pastan otras animales de
unidad popular, ya casi dentro de los ayuntamientos, más representativos del
reino. Donde un posible (Ahora España), como plantee como un ejercicio de
estrategia hace dos semanas, cada vez tiene más adeptos. La pregunta es por qué
de cara a fuera filtran que puede ser una posibilidad, y por dentro envían whatsapps a sus
franquiciados, cerrándose en banda, apostando por mantener su marca frente a
viento y marea.
Puede que esta estrategia saque buena nota en las aulas, pero como
dice Marcel Planellas “las decisiones estratégicas hay que analizarlas,
decidirlas e implementarlas” y aquí han chocado de frente con el contexto, a su
lado no tienen sus franquiciados círculos (muchos de ellos cabreados porque
pasan de ellos), sino por un lado, potenciales competidores que se han aliado
para gobernar en el mejor establo de la ciudad, y por otro lado profesionales
independientes de la comunicación, principalmente ilustradores y diseñadores
gráficos, que como sociedad civil han mostrado musculo amplificando el mensaje
de unidad popular.
El activo más importante de una franquicia son los empleados, los
proveedores y los clientes, los cuales, ayer apostaron por tu marca, pero si
hoy no muestras cintura para adaptar la estrategia al entorno cambiante, puede
que mañana no estén contigo.
En efecto Ahora Madrid no es una organización,
pero ¿quién va a ponerle puertas al campo?
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