Vaya por delante
que nadie me ha pedido una rectificación pública sobre el post de mi blog de
ayer "Apariencia o esencia? Para ello, están la posibilidad de hacer comentarios,
los cuales no edito, si no, que se publican directamente. Pero tras comprobar
el malestar generado e incluso el cuestionamiento a personas que me conocen que trabajan en el BBVA, me veo en la
obligación de escribir que no exprese bien lo que quería decir, y siento el
malestar causado. Sentía que el texto no era redondo, cruzaba distintas cosas,
y tenía la intuición que podía generar tensión, pero no tanta.
El caso, es que
no tengo ningún problema con su presidente ejecutivo Francisco González, al revés,
me parece que hay que ser un buen líder e innovador para anticiparse a los
hechos y poner rumbo hacia el negocio digital antes que cualquier otra
competidor. Posiblemente (supongo) asumiendo que la rentabilidad durante la
travesía a ese océano azul se resienta, frente a los competidores que siguieran
esquilmando y rentabilizando el océano rojo, llegando demasiado tarde al digital.
Al parecer lo que más dolió fue el “váyase señor
González”, haciendo referencia a varias cuestiones:
1)
Su respuesta
a la noticia del periódico El País publicada ayer, realizada por Iñigo de
Barrón y que reproduzco textualmente, en esta ocasión en vez de enlazarla, como
hice en el post de la polémica.
Sucesión ordenada
Al margen de ese
episodio y sobre su sucesión, el banquero dijo que la entidad ya trabaja en un
plan. "El día que me vaya será triste para mí, pero de orgullo por todo lo
que queda detrás", añadió en respuesta a una de las primeras preguntas de
la presentación de resultados. Y a renglón seguido ha insistido en que su
relevo no será una sorpresa: "Será tranquila y ordenada", dijo y dio
a entender que se apostará por alguien de la casa, es decir, el consejero
delegado, Carlos Torres, y afirmó tener "un equipo francamente
fabuloso". Sin embargo, no quiso hacer más aclaraciones.
González tiene algo
más de un año, hasta la junta de marzo de 2019, para organizar su marcha. Sí
dijo que, si el consejo le nombra presidente de honor, después de 23 años en el
banco, "sería algo que me haría mucha ilusión, pero no voy a estar en el
mando, como he visto algunas veces, porque no es bueno", aclaró.
2)
Supuse que sí el BBVA llevaba 15
años inmerso en la transformación digital, también estaría en la organizacional,
estando muy cerca de una organización TEAL, donde las personas se sienten
plenas (al medio centenar que conozco así lo muestran creando valor a diario),
las diferentes entidades se auto gestionan y por último, se aporta un valor a
la sociedad que transciende a su propio trabajo diario como fue el CIBBVA y
sigue siendo OpenMind con aportaciones claves como el libro “El próximo paso”. Organizaciones
donde se consigue, no igualar a las personas, si no, que se las da a todas el
mismo poder, donde los presidentes y CEOs dan un paso a un lado, no estando tan
presentes en la gestión, pudiendo dedicar más tiempo a la estrategia y a
resolver los retos que se les avecina.
3)
Hay una corriente de pensamiento económico desde el
2016, que asegura que, tras el remonte del 2017, la verdadera crisis mundial,
la que de verdad va a repartir las nuevas cartas del juego a las multinacionales,
empezará en otoño de este año. Ya se están divisando movimientos raros en
outsiders. De ahí que, planteara que ese paso por el Cabo de Hornos camino de
otro océano lo liderara su sucesor. Porque cuando hay que arremangarse de
nuevo, pocas veces la dirección deja espacio para las soluciones de los JASP (Jóvenes aunque sobradamente preparados).
Sobre mi relación con el BBVA Open Talent, decir
que como evaluador externo con el BBVA fue de forma voluntaria como cuando
mentorizo en algunas aceleradoras de startups.
Vuelvo a repetir, que sobre la figura de Francisco
González no me exprese bien, y lamento el malestar causado. Asumiendo
profesionalmente que no sea bienvenido para futuras colaboraciones. Si
pido, que a las personas que me conocen en la entidad, se las siga valorando
por lo que aportan a ella, y no porque me haya cruzado en su camino.
Muchas gracias por su tiempo
Gonzalo Osés
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