Últimamente leo mucho lo de hay que cambiar la
educación, así que como soy un ferviente defensor del aprender haciendo, de
forma inconsciente empecé a prototipar un ataque a la línea de flotación de la
educación tradicional.
Hace unos meses me pidieron dar una clase de Business Model
Canvas y en cierto momento, cuando lxs alumnxs estaban empezando a desparramar
sus ideas por cada pared de la clase, me sentí un cero a la izquierda, porque
les tenía que comunicar algo, y no conseguía la atención de toda la clase. Así
que aprovechando que habíamos dejado sólo una mesa en la clase, me subí a ella…
¡Tachan! De repente, todos el mundo se giró con cara de “y a éste qué aire le
ha dado”. Pues allí me sentía el rey del mundo, encima de la mesa, las
sugerencias se aceptaron de inmediato. Al rato se incorporó otra persona y cómo
no sabía a qué grupo unirse la invité a subirse a la mesa a exponer su idea de
negocio, y ver con qué grupo podría sentir más afinidad.
Desde entonces, cada vez que una persona a la que mentorizo,
me suelta que cree ser menos que otras, ser invisible, estar perdida, frustrada
por no encontrar su camino, ¿adivina a lo que la invito? ¡Exacto! A subirse a la
mesa, desde donde tras comprobar que la misma no se rompe, se le dibuja una
sonrisa en su rostro. Porque allá arriba, la mesa se ha convertido en un podio,
un escenario, una pasarela donde les invito a que paseen, se luzcan y disfruten
de su escenario de juego. Pasado el rato, les invito a bajar, y no siempre
quieren. Cuando bajan les pregunto cómo se sienten y muchas veces me dicen que
peor que arriba, ¿pero si eres la misma persona? Les invito a que caminen por
su vida como si estuvieran andando por esa pasarela.
Porque lo de emprender,
en el macro nicho del autoempleo, va de eso, de exponerse, de olvidarse
lo que has aprendido con actitud sumisa sentado ante una mesa, (cuando nuestro
cuerpo está diseñado para andar), dar un paso al frente, subirse a la silla y
de ahí a la pasarela, (ex mesa), asumirse ser una referencia en lo tuyo, asumir las propias decisiones para ser capaz
de entablar una conversación y explicar quién eres, qué solucionas, a quién y
cómo. A poder ser no en un discurso acelerado, si no focalizando en esas
personas que o bien son clientes o decisores de compra de nuestros servicios.
Las foto que encabeza este artículo es de la emprendedora y
diseñadora de moda de Viso Street Verónica y se la hizo a la otra emprendedora
Dalia, líder de la empresa El rincón del caprichito, cuyo feedback de su experiencia
puedes leer aquí, durante la clase de abre puertas comerciales que explique
hace unas semanas en el proceso de aceleración +12 de la aceleradora Zarpamos. Por cierto,fijate en la foto de su post que sale toda la clase y fijate en Chente, el tío de gafas, en un ejercicio me compró un minuto más subiéndose al pupitre delante suyo, todo lo grande que es, porque su voluntad es aun mayor.
PD: No soy inventor de nada, sólo bebedor de conocimiento, y eso de subirse a la mesa, lo lleva practicando el facilitador César Bona desde hace tiempo, como puedes ver en su último libro. Pendiente de abrirlo para embeberme de genialidad.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarMe encanta y ahora me quiero subir a todas las mesas ajajajja es super gratificante la sensación 😘😘 gracias Gonzalo por ayudarme perder la vergüenza
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