Descubrí a Francisco Alcaide firmando
libros en la fábrica de chocolatinas mentales de Roger Domingo en la Feria del
Libro de Madrid. Como un zampa portadas que soy, nada más ver Aprendiendo de los mejores, (Alienta) caí rendido.
Al empezar la aventura de leérmelo en menos de siete días, me
encontré con una cincuentena de caminos
para ir al valle de Steve Jobs, a las cataratas de Guy Kawasaki, a las nieves
eternas de Amancio Ortega, al indómito mar de Nelson Mandela, al desierto de
arena azul de Robin S. Sharma, al observatorio de estrellas de Opra Winfrey… Lo
cual, me invito a romper la regla… Este sería una guía del conocimiento para
beberla a sorbos, para esos ratos de asueto mental, para andar las sendas de
sendos guías exitosos.
Han pasado cuatro meses, y hoy puedo decir que he visitado lo mejor de
la mente humana, he descubierto ríos que conectan la mente con el corazón,
escalado montañas para descubrir desde la cima que la belleza del paisaje
también está en el interior, en el camino, en cada paso, como escribía Antonio
Machado “caminante no hay camino, se hace camino al andar”.
Hace poco, volví a encontrarme al aglutinador de viajes
para el desarrollo personal, por lo que me contó, la próxima edición, (¡novena!) promete
un viaje que te conectará de forma muy directa. Mientras sale, sigo disfrutando de esos caminos de baldosas amrillas, de los que me quedo con dos indicaciones “Dedícate
a aquello que sabes hacer mejor” y “Date
la oportunidad de ser las persona que te gustaría ser”. El dueño de las
mismas es un genio de la estrategia, que te sorprenderá a que desfiladero le
han llevado sus palabras actuales.
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