La pasada semana mi madre tuvo una de sus geniales ocurrencias para felicitar el año entrante, con la frase “feliz vente vente”, y añadía que el año veinte veinte iba a ser un año colaborativo, donde las personas se organizarán y se congregarán, dándose frases como “vente, vente a casa, o a la plaza, que solventaremos nuestras diferencias y lo organizaremos...".
Coincido con ella, que este año 2020 que comienza se van a activar muchas personas, para iniciarse en el camino hacia los locos años 20 del siglo XXI, que empiezan con la próxima década en el año 2021, donde la cosa será más seria, tanto en el ámbito económico como en el social, y se iniciará la cuenta atrás del medioambiental. En nuestras manos está que sea un periodo de alegría y plenitud SOStenible, yendo más allá de una importada felicidad.
Una sugerencia, para activarnos, y romper con la rutina que nos acomoda y nos atonta con pequeños problemillas, que convierten un grano de arroz en un Himalaya. Te aconsejo que te regales 20 segundos más para hacer esas acciones que casi solo hacemos en la PeNeLeada Navidad, como es alargar el abrazo de despedida a tus familiares y amigos tras los encuentros navideños.
Sí das el abrazo de corazón a corazón, enfrentándolos, pegados uno con el otro, y aguantas 20 segundos, en el segundo 21, alucinaras al sentir como laten a la vez, de forma acompasada. En ese momento, sentirás una gran paz olvidando todos esos problemillas que se proyectan a futuro en el cerebro neocortex, porque estarás creando la parte que te toca de Universo, con otra persona.
Dar un abrazo de corazón a corazón es una sencilla tecnología innata, que el sistema educativo fabril quiere que olvidemos, para ser dependientes de cosas, que solo conectan la corteza de nuestro ser, sin llegar a la miga, mostrando la sonriente apariencia. De nuevo, ser o parecer.
Estar vivo o parecer vivo.
¿Quién quiere un abrazo para deshipotecarse su futuro?
Vamos, vente, ¡vente!
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