Creé la suerte para que Javier me enseñara la portada de su libro “la vida te está esperando” a finales de julio. La portada me pareció muy interesante y yo seguí a lo mío, como quien mira los toros desde la barrera.
El mes de agosto fue complicado en lo emocional, repetía un patrón de comportamiento, que me llevó a reflexionar con una canalizadora de energía y el 17 de septiembre con una psicóloga. Tenía que ponerme en valor, atreverme a ser yo, ser asertivo y vivir el ahora. Dos días después La Vida me daba un toque de despertar.
Si me leíste con anterioridad, sabrás que Javier me envió el primer capítulo de su libro justo cuando volvía en ambulancia del hospital de Toledo a mi casa. Y me dijo dos frases en las que están el título de este post y tras saber lo que me había pasado “el libro va de eso”.
Y tanto que va de eso, ¡brutal! Me he visto tan reflejado en la protagonista que había momentos que me preguntaba si mi destino ya estuviera escrito y Javier lo leyó en mis registros akáshicos. Lamentablemente, para mi ego, soy parte de una gran parte de la población que no somos conscientes de vivir ni nuestra vida.
Al principio, me costaba leer con rapidez tanto dialogo, así que me tuve que leer el libro como leéis la mayoría, a huecos durante un mes.
Puedo comprender el giro literario de la trama, hubiera preferido continuar como iba, sobre todo por respeto a unos grandes profesionales españoles que son referencia mundial.
Así mismo, le hago una sugerencia a Javier, podría editar la “voz de maya” en un audiolibro, al ser excelentes sus enseñanzas vitales que he aprendido, como es aceptar una situación para cambiarla, o como la cercanía de la muerte te hace despertar la vida, o la diferencia abismal entre plenitud y felicidad, o las cosas de las que huyes te persiguen y las cosas a las que te enfrentas huyen de ti, o dejar de preocuparme de los problemas del futuro, que, de momento, solo han existido en mi mente. ¿Sigo? Descubre sus respuestas a las preguntas que resuenen en ti.
Escribo esta carta, en plena noche de Samhain, donde está entreabierta la puerta para que pasen las energías de la vida y de la muerte de un lado a otro. Siendo consciente que esta vez miro la puerta desde este lado, sabedor que hasta el 19 de septiembre estaba viviendo mi vida en automático disfrazándome cuando me lo decía la publicidad, preparándome para un futuro que nunca llega, porque la vida es aquí y ahora, y tengo una oportunidad para comprender mi comportamiento atávico, y trasmutar mi conocimiento a la sociedad.
¡Feliz ahora!
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