“Sin patria, sin rey, sin sombra, sin techo,
Sin lobos que digan si tengo derecho.
Sin rumbo, ni asfalto, peaje ni encaje,
Sin premio, sin precio, quiero ser salvaje.
La oscuridad me da miedo,
Soltar la mano me da miedo,
Quien abre camino, no tiene quien le dé consuelo.
Con todo, con todo, atravesaré la vida.
Con todo, no me quedaré en la orilla.
Sin credo, sin ley, esa es mi certeza.
No quiero un jardín, sólo campo y maleza.
Sin foco, sin flash, sin astro ni estrellas.
Sin fe en la luz que viene de fuera...”
Esta canción por nombre “Quien abre camino” del barcelonés Enric Montefuco me llegó al alma en su concierto del 17 Festival Ribeira Sacra mientas me conectaba con las meigas gallegas. Desde entonces acuna mi ser.
Vuelvo a los madriles, tras 23 estimulantes horas en Barcelona, tras enterarme que unos amigos, diseñadores, a los que admiro, volvían esta semana a su ciudad, tras trabajar innovando el resto del año por Sudamérica. Después de la emocionante conversación, que bien vale un ida y vuelta en el AVE, creo que el himno de Montefusco describe muy bien el mundo real de la innovación, el que escapa a los focos de las redes sociales de captación de datos.
También, estaba en Barcelona, una alma libre, maga del aquí y del ahora, de la coherencia del ser en el presente, el verdadero regalo de la vida, ¡disfrutarla! Energía en estado libre, sin apegos, sin querer domesticar a nadie, tan solo, con su alegría dibuja sonrisas en los que la rodean.
En definitiva, dos clases magistrales sobre cómo “atravesar la vida, y no quedarse en la orilla”.
¡Muchas gracias!
Con todo, sigamos abriendo camino, ya que es nuestra esencia.
Aquí, tienes el videoclip de la canción, disfruta:
Aquí, tienes el videoclip de la canción, disfruta:
PD: foto inicial de escultura jardín de Fundación Joan Miró
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