Gonzalo Osés

Gonzalo Osés

martes, 5 de febrero de 2019

Más cariño y menos atacar


Desde que soy consciente que, al cambiar mi talante, aflora mi talento, el impulso del Momentum, me ha permitido acceder a unas conferencias con grandes innovadores, donde no se permite ni tuitear en directo, ni la convocatoria es pública, tan sólo, ir, escuchar, aprender y si surge preguntar para aportar. No sabes que relax abandonar el Twitter en directo. 

Pues bien, la semana pasada el conferenciante era un buen conocedor de un profesional tan innovador que, a pesar de sus desplantes, sus genialidades cambiaron el mundo.

Llegado el turno de preguntas, se me ocurrió preguntarle que nos recomendaría ese genio sobre un tema estratégico del bienestar social español, y la respuesta fue muy instructiva:
-      Conferenciante: “Este genio atacaría al sistema establecido”
-      Yo: “ataca, ataca” me salía de lo más hondo.
-      Conferenciante tras meditarlo unos minutos: “pero yo no lo voy a hacer porque se pierde demasiada energía, que sería más enriquecedora que la utilizáramos para construir”.

Ayer, aprovechando que volvía a Cuenca a dar clase de validación del modelo de negocio de los emprendedores de la edición III de la EOI y de la Junta de Comunidades, volví a ver a algunos de la pasada edición, y me llamó la atención, el cariño con el que hablaban de sus productos, ya fueran esponjosas magdalenas, bolsos o paneles solares móviles.

Lo cual, me lleva a reflexionar, que destruir emocionalmente a una persona es demasiado fácil, y tendemos a pensarnos inferiores haciendo bueno aquello de “la mejor defensa es un buen ataque”, cuando lo único que conseguimos es una guerra de egoallos. 

En cambio, si te dedicas desde que abres los ojos por la mañana a poner mucho cariño a cada acción que haces a lo largo del día, incluida las interactuaciones con otras personas que no conozcas, raro es que tu cerebro se deje hackear por otras personas o marcas para venderte algo, activando tu miedo, y poniéndote a la defensiva.

Puede que me equivoque, por ello te planteo que lo hagas a lo largo del día, y luego me cuentas. Yo voy a ello, y si te cuesta, te recomiendo que si estás en Madrid, pasees por la calla de Alvarez Gato, y ponte delante del espejo cóncavo y luego con el convexo, y tras respirar unos segundos ponte a atacar mentalmente al que tienes enfrente... Creo que es impsible, la risa te desbordara. 


Aaaaaaa juuuuugaaaaarrrrrr

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