5.42 de la mañana
del sábado 15 al domingo 16, soi, no estoy escribiendo este texto el jueves por
la mañana. Aterriza, nada de lo que te personalian las agencias de
comunicaciñon en las redes sociales que no sean las del bar que acudes de
terulianx es real. Eres una fuente de datos gratuitos y alegales de la leche.
Pero ahora no toca hablar de lo tontos que somos como regaladores de datos,
si no, de si de verdad, te creees el nuevo enfoque empresarial, o si de te la
suda, porque en el sitio donde calientas las sillas, el avuiñon, o el asiento
del coche de renting que te ha puesto la empresa para que impresiones a los
clientes…
El caso, es que un
amigo nos cvi
M
Retomo el escrito el miércoles 19 por la noche, que mañana toca currar a saco,
sin retocar nada de los primeros párrafos. Si, ya sé que hay que guardar la
ropa y pasar el corrector o directamente borrarlo, no vaya a ser que por esto
un cliente no quiera que le siga siendo útil. Pero qué le vamos a hacer, en la
medida de lo posible, quiero no ser hipócrita ni contigo, ni sobre todo
conmigo, así que dejémoslo como lo escribí el sábado de madrugada tras una
sesión memorable de mi amigo y aguantador de amistades Andrés Castaño (DJ
Enfant Terrible) en el mítico Siroco (en la foto es el de camisetas blanca).
El caso es que me puse a escribir a esas horas, porque asistí a una
masterclass de venta, por parte de mi colega que pinchaba a duo con otro. La
historia es que hicieron un par de canciones juntos, pero enseguida el otro
tomo los mandos de su caja de sonido, y en un pis pas, consiguió que los asistentes de la sala de arriba emigraran a la planta de abajo, quedándonos
tan sólo un puñado de amigos de Andrés que habíamos quedado a cenar y luego ir
a escucharle. Fueron dos horas de auténtico coñazo, porque el otro DJ pinchaba
para él, haciendo bueno eso de Steve Jobs de que la gente no sabe lo que quiere
hasta que se lo enseñas…
A las dos y pico de la mañana, después de arreglar el mundo unas cuantas
veces, nuestro colega tomo el timón, y empezó a remezclar temas de cuando éramos
unos nanos, Depeche, Nietzchereb, y poniendo unas bases de fondo que te
invitaban a mover algún musculo diferente a los que entrenan en el levamiento
de vidrio y barra fija… Poco a poco, empezaron a subir peña de la sala de
abajo, al chivarse los que iban al baño, que arriba pinchaban cosas para los
clientes, que el simulacro de Jobs se había acabado. La cosa, fue a más hasta
que se petó, y el que esto suscribe tras brindar con los colegas porque hacia
la de dios que no estábamos pegando botes en un garito a las cinco de la
mañana, nos dirigimos orgullosos a la salida cual campeones, dejando a nuestro colega
bailando con sus clientes.
Moraleja: el Jobs español se llama Luis Iván Cuende, así que, por favor, si
estás cara a cara con clientes, se empático con ellos, deja de poner en valor
lo que haces, deja de pensar en ti, y empieza a pensar qué puedes solucionar a
los que tienes enfrente. Lo sé, es complicado, te educaron para eso, pero si no
te plantas alguna vez en tu vida a lo establecido, cuándo lo vas a hacer.
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