A mis mentorizados les digo que gracias a este blog estoy
ahí, que como dice Andrés Pérez Ortega (@marcapersonal), el blog es tu campamento, tu ser, y el
menda camino de hacer bueno el dicho “en casa de herrero…” Así que, sin ser la
hora guay para publicar, ni la cadencia perfecta, volvemos. Mejor dicho, vuelvo
a la pantalla en blanco, a teclear pensamientos, vivencias y reflexiones, tras
un par de semanas convulsas de eventos, presentaciones, reuniones, foros, tertulias, y
cómo no el coworking lanzadera de la EOI GO2work a tope, aprendiendo a manos juntas de los emprendedores que se han embarcado con nosotros estos cinco meses de travesía
a las indias.
Si lo profesional ha sido convulso, lo personal ha sido muy
reflexivo, quizás demasiado, pero ahí va. Luego mi madre me dirá que me pasó de
intimista, que la línea que más me retuitean es cuando hago análisis proactivos
y útiles para que otras personas den un paso adelante que anhelan, pero hoy
toca esto, es lo que me sale.
El caso, que hace una semana, la madre de una buena amiga,
fallecía después de más de dos años de agonías y dolor imposible con un
puñetero cáncer, que la robaba cada día su enérgica figura, una mujer que no
sólo fue la madre de, si no, que ensalzó la memoria de otra referencia doña
Emilia Pardo Bazán, con aqueella magnifica tesis que compaginó durante décadas con
su labor de profe, enseñando a ser personas a varios miles de alumnos que
pasaron por su aula.
Pero lejos, de despedirse como una más, volvió a darnos una
lección de vida, donó su cuerpo a la ciencia, con lo que rompió el inútil e
insoportable velatorio de los hijos de los fallecidos, aguantando como decenas
de personas le recuerdan el dolor. Al no haber cuerpo que velar, y ante los
requerimientos de sus decenas de amigas, por ver a los hijos, estos optaron por
hacer un encuentro en casa, con canapés, champan, cerveza… Es decir, en vez de
llorar su pérdida, se aplaudía en silencio y con una dialogada conversación por
todos esos momentos que nos brindó. Ella descansa, su hija y su pareja pueden
descansar de un acompañamiento extenuante.
En esas, acabe este fin de semana, en el foro futuro
próximo, donde nos encontramos unos cuantos futuristas, con la tranquilidad que
daba igual que uno diera una charla de transhumanismo, otro hablará de robots
españoles que se reconocen como entes independientes entre ellos, o CRISPR, el
caso es que recordaba el proyecto Hannover creado por Microsoft de Big Data, o
los 3.000 millones destinados por el dueño de Facebook al BioHub para no curar
las enfermedades, si no, prevenirlas, de
tal forma que no habrá que medicarse si no que secuenciamos el genoma (ahora
por sólo 900 €) en breve por 10, sabremos qué seremos propensos a desarrollar o
en el caso de los que vayan a nacer serán diseñados (que ya hay casos en
hospitales españoles), sin esa enfermedad potencialmente rompe vidas. Y a mí,
lo que me genera frustración, es sabiendo que es una de las cosas que viene a
máximo tres décadas, tengamos que esperar, mientras vemos como sufren nuestros seres
queridos.
Para girar más la cosa, uno se pregunta y después qué, si
acabamos con la muerte, como asegura José Luis Cordeiro de la universidad Singularity (Google y la NASA), ¿colapsaran las religiones al no tener que explicar qué pasa
luego? Lo cual, me recuerda al cerebro de mi padre, que es tan potente, que no
le deja concebir que no haya nada, no podemos ser un milagro puntual en un universo tan
gigante.
Todo ello, lo profesional y lo personal, han transcurrido en
un entorno sorprente de la sociedad, donde los gestores de la misma no se ponen
de acuerdo ni para elegir saque o campo. En fin, lo cual, cada vez más me lleva
a pensar en que la solución, pasa de descongestionar los cargos de decisión
mundial de testorena, de no hay huevos, o de y tu más, y no vale decir que una
mujer manda en Europa, porque se brea con las mismas armas que sus
predecesores.
En esas ando, cuando me viene a la mente, que a diferencia
de Elon Musk, no temo a la inteligencia artificial, si es colectiva, que
garantice la función optima del bien común, es decir, entre otras posibles
aplicaciones como recomendarte un programa de televisión que te va a relajar
respecto al qué hacer diario… También sería la leche que fuera como un Siri que
te dijera que leyes se van a votar en el congreso, en la comisión europea, en
el TIPP y en la ONU y te diera un resumen y te diera la potestad de votar sí o
no, a ti y a 9.000 millones de personas que seremos en breve… O qué se
preocupará del bien real del planeta por encima del de cuatro corporaciones
alimentarias dueñas del chiringuito. Al ritmo que vamos, los humanos somos la
raza más anti planeta que hay, no sólo no sabemos gestionar un planeta, si no,
que no sabemos gestionar nuestras propias emociones.
Y ya para rizar el rizo, como deseo a los reyes magos
diseñaría un entorno en el que para vivir no hubiera que invertir x horas de tu
día para pagar cuatro necesidades. Si no, que las necesidades claves estuvieran
cubiertas, y pudiéramos dedicar esa cantidad de tiempo a conocernos, a escucharnos,
a respetarnos, a amarnos, a socializarnos, a enamorarnos, a convivirnos, a aguantarnos, a solitarizarnos. En definitiva a
ser esos seres humanos que nos decimos que somos, y que tan bien ha demostrado
el presentador Jorge Lucas, durante su dialogo con su cáncer, al cual le puso
una sonrisa cada día, hasta que el cáncer se cansó de intentar borrar aquella
sonrisa.
Como la vida es de momento, un viaje de ida, hasta que sea
de vuelta nos vemos en la carretera.
Ráfagas o uves
No hay comentarios:
Publicar un comentario