El lunes un buen amigo se vino a echarme
un cable, para solucionar con urgencia y efectividad un diseño gráfico que
urgía prisa… En unas semanas te podré contar cuál era la urgencia…
El caso es que aparece con su novísimo IPad
pro con funda y teclado Logitech y con su fiel Macbook del 2006, ¡una década! Ha
transcurrido entre ambos, casi naaaa. Ninguno de los dos es su ordenador base,
él trabaja con un equipo digno de la Nasa de hace unos años con no sé cuántos
núcleos y un pantallón que se ven hasta los poros de la piel…
Por un lado, está enamorado del iPad Pro,
sobre todo por el lápiz, el cual podemos casi decir que es el primer lapicero
con inteligencia artificial al pintar exactamente igual que un lápiz y
reaccionar a la presión igual de forma inmediata… tras usarlo, piensas “Apple
lo ha vuelto a hacer” se ha metido en un mercado dominado por la Wacom Cintiq y le ha dado en todos los morros.
Pero si es tan guay, ¿por qué se trae el
Macbook para hacer un trabajo rápido y fino? Pues porque los desarrolladores de
apps para el iPad están llegando tarde a su mercado, y casi no hay programas de
edición, aparte que cobrar una mensualidad de 60 € como hace Adobe por utilizar
su apps, pues dista mucho de la economía del freelance ibérico… Dentro de un
año, este problema estará resuelto, otros desarrolladores harán soluciones
parecidas a las de Adobe…
Mi amigo dejó en el aire una pregunta:
por un lado Steve patentó un pencil, pero por otro lado, decía no ser
partidario de comercializarlo ni de aumentar el tamaño de la pantalla del iPad…
¿De seguir dirigiendo la compañía hubiera existido el iPad pro?
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