Economía colaborativa

Hay un gen en mi familia, por el cual vamos en moto 365 días al año, hasta que la mujer de nuestros hijos nos invita a sacarnos el carnet de coche, de utilitario, a enlatarnos… En mi caso, he estado a punto de sucumbir (encantado), pero el destino me deparaba otra cosa.

Ahora con la llegada del verano, toca asaltar la playa, y me llegaba una invitación a conocer Cádiz, El Palmar, Vejer en un fin de semana… La opción de ir duchándome con mi propio sudor en la moto, y pasarme 12 horas para tan corta estancia, no me convencía, si vale, ya no puedo hacer Easy Rider II…

El caso, es que desde hace tiempo varios amigos me habían hablado muy bien de Bla Bla Car, y vale que fuera con un coche, pero a priori, era compartir, descubrir personas y hablar… 3-1 Allá que fui a probarlo.

La web de Bla Bla Car es fácil y da confianza, y como no quieres sustos, pues a buscar embajadores (expertos en la app que no son embajadores con carrera diplomática) y un coche grande que los Madrid Jerez en moto que recuerdo eran eternos. Además, puedes elegir por comodidad del coche, por si admite mascotas, tipo de música, si se puede fumar...

Di con Ramón que cumplía ese perfil, arquitecto acostumbrado a viajar cada dos por tres por la península y que baja cada dos semanas a Cádiz a ver a su gente. Para mi asombro ha sido una de las gratas experiencias del viaje, los anodinos transportes a la playa se han convertido en un escenario de confluencia, de conocer, de admirar, colaborar y reír. Fui y volví en su coche creando un nuevo vínculo. A la vuelta también subía Toni, otro embajador que solía bajar con su familia y como tiene espacio en su 807 pues a compartir conversación. 

Más que el abaratamiento de la tecnología, está el empoderamiento de las personas, la capacidad de encontrarse en online y compartir experiencias en offline. De pasar de estar sólo con tu móvil a formar un nuevo grupo de amigos. Como dice Ramón “a la ida vas con la expectativa de ver a los tuyos, a la vuelta, vuelves con el corazón lleno”.