Así mismo, la guía pone de manifiesto, la traba actual, que es la propiedad de los datos, es decir, la materia prima que se
extrae, que luego se cocina y se revende al propietario original de los datos. Tan
anormal, que se recomienda incluir una persona de legal en el equipo del proyecto.
Vamos, como si tienes una huerta, llega un tío
y te dice que le des tomates, pimientos, pepinos, ajos, aceite y que te
hace un gazpacho como a ti te gusta, para que se lo pagues. ¿No sería más
normal que le vendas las verduras? O ¿que te invite a comer?
Sirva de ejemplo, tanto las páginas de la 61 a la 63, donde
se explican los procesos de extracción de la información para comercializar la bases de datos, o bien, se
anonimanizan y se adaptan legalemente, para que no se sepa tus movimientos
bancarios son los tuyos, o les cedes tus datos para que hagan lo que quieran con
ellos, como haces al darle al botón de aceptar condiciones y que casi nadie se
lee completamente.
O he interpretado mal el texto, o no sé muy bien cómo BBVA y Telefónica han
accedido a que se les cite, como ejemplo de utilizar sus bases de datos para
crear indicadores turísticos... Una cosa es ser innovadores y otra ser citados como ejemplo de algo legal, pero con un tufillo amoral. Negocio y moral, agua y aceite, por eso el libro es para directivos. Ya escribirán uno para granjeros de datos, para cuando los directivos se quitan la corbata. Cito el segundo párrafo de la página 62 “Otra oportunidad de negocio reside en crear
alianzas empresariales para compartir las bases de datos, y poder sacar nuevos
productos o servicios al mercado. Por ejemplo, el informe elaborado por
RocaSalvatella al que ya hemos referido, elaborado con datos de Telefónica y
BBVA para obtener nuevos indicadores en la gestión turística”.
Hay que llegar al penúltimo capítulo, para que vuelvan a
recordar que el consumidor está sensible, y que empieza a haber plataformas
como CitizenMe o Handshake (habrá que probarlas), que promueven que las personas controlen y comercialicen sus datos personales. Da la sensación que el editor les han
obligado a poner una explicación a última hora. Porque si lo hubieran pensado
antes, lo lógico sería que fuera tras la página 63.
Si realmente se quiere tener una relación sana con el
cliente, ¿No sería más fácil decirle? “aparte de darte una tarifa plana para internet
o préstamos preautorizados, te vamos a
dar 0,1 € por cada dato interesante que
nos aportes o un descuento en tu próxima contratación”. Como apuntaba Peter Norvig director de investigación de Google, el futuro va por ahí.
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