Pocos refranes son tan claros.
La de veces que le digo a mis clientes, que tras analizar el escenario, detectar qué valor diferencial le aportan a sus clientes, y cómo quieren estos que les hagan llegar sus servicios, hay que comunicar los cambios que llevan una oferta más dinámica.
Con la mayoría de clientes, después de cocrear el plan de acción, me involucro en la operación, convertiéndome en parte de su equipo como director comercial, desarrollador de megocio, o marketing estratégico, que me fundo con sus colores, en pos de sus objetivos, ahora míos.
Tanto que uno se olvida de comunicar los cambios profesionales acaecidos hace... ¡seis meses! Madre mía, seis meses ya, desde que partí peras con mi exsocio. Y uno piensa, cómo no lo he comunicado antes, pues, que si encontrar nuevos clientes, (en menos de un mes estaba de nuevo en el mercado), conceptualizar el servicio, que si el logo, la web, otra vez la web que no es lo que quería, que si empezar el blog, que si los disgustos de las personas que pensabas que tenías una relación no sólo profesional... Y al final, las cosas van saliendo, pero como lo primero es el cliente, pues el cliente interno se retrasa, y se somete a un proceso más lento de desarrollo, quedando en el cajón el auto plan de aceleración.
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