Gonzalo Osés

Gonzalo Osés

martes, 12 de febrero de 2019

Ser y parecer


Ayer lunes, Twitter me despertaba con la recomendación de leer el tuit súper retuiteado, del fundador de una empresa, desmintiendo a su CEO… o argumentando que era buena gente y por un traspiés no lo iba a echar, y por supuesto que la culpa era del mensajero, un medio de comunicación de tirada diaria nacional, el cual, “no se alinea con la política de comunicación que llevamos en X, y que no transmite el ADN de lo que estamos construyendo en X”, ¿perdón? ¡Agüita!

La entrevista vino a colación de que la empresa en cuestión cumplía años, y si hubo un error estratégico es que entrevistaron a la persona equivocada. Es decir, un CEO se deja de mensajes erreseceros y marketinianos sin chicha ni limonaa y habla al pan, pan y al vino vino, y en este caso. Este CEO revelo la hoja de ruta que tiene la empresa, el plan de crecimiento y expansión, sin arrugarse, sin pedir perdón por ser muy bueno. Justo lo que enseñan a sus clientes, a ser líderes y levantar capital con un discurso energético. ¿Decir que estás trabajando por liderar tu sector es equivocarse? ¿Ser honesto y decir la verdad de tu ecosistema empresarial es errar? 

El fundador como padre del CEO limitó su talento, a la par que envió un mensaje tanto a su equipo, a sus clientes, y a la comunidad, que es mejor parecer guays que ser sinceros. Que se premia más la falsa modestia que el ir de cara. Y lo que es más grave, que te bonificará por ser mediocre, por no meterte en líos, y mirar para otro lado. Lo cual, me da que un rasgo heredado del sistema educativo occidental que venimos arrastrando durante varios siglos, y que analizaré más profundamente este jueves. 

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