Gonzalo Osés

Gonzalo Osés

martes, 25 de agosto de 2015

Be earth




Hoy La Mar se sacude el letargo veraniego gracias a los susurros de Poniente, el viento silba la canción del otoño, cual Amelin se nos va llevando a la ciudad.

Las olitas recuerdan que un día fueron atlánticas, y quizás tengan un palmo, por lo que al hacer Be water, me amacan rítmicamente. Tras unos minutos, soy consciente ya no solo de respiración, sino de  los suaves chapoteos de cada ola en mis oídos, lástima que me quede un sonar de nuestra época marítima, siento no poder comprenderos. .

Cuando pasas en unos segundos de andar a bucear, comprendes que las fronteras son fruto de la imaginación de unos y el consentimiento de otros. La verdadera Pangea es líquida y acaricia los aislados continentes que navegan a la deriva, tras la estela del esfuerzo y el sacrifico continuo de esas millones de hormigas para conseguir sabe dios qué objetivo. Reflejo de esta deriva es el hundimiento de los islotes griegos, cuna del derecho, concepto tan humano como antinatural. Mientras las otras hormigas chapoteamos al otro lado del Marenostrum.

El mar sigue reflejando nuestra conciencia interior, donde la imaginación es la reina, como cuando eramos críos, por eso volvemos en cuanto podemos a sus orillas, para desconectar, de esa parte finita que somos en tierra, que nos estresa, por mucho que seamos un 70% agua, nos desarrollamos en un envoltorio definido que causa acciones concretas.

¿Por qué internet copió la nomenclatura de La Mar? La red, navegar, puerto… Puede ser que la primitiva internet actual, sea lo más parecido a esa Pangea oceánica por la que la comunicación fluye y las personas confluyen.

Una vez aprendimos a respirar aire, a cambio de dejar de saber cómo respirar agua o “resaguar”. La clave es sentirse como pez en el agua en tierra, haciendo real aquello que tu interior acuático sueñas. Puede que internet sirva de puente de plata entre la imaginación y la innovación disruptiva. 

martes, 18 de agosto de 2015

Confebus: Bla Bla Car no es Uber



¿Sabías que en los autobuses de Alsa cada asiento tiene una pantalla con películas, música como en los aviones de largo recorrido, para un trayecto entre Valladolid y Madrid por 15 €? O ¿qué Daibus (Madrid/Málaga) te regala la Wii y tienes enchufes para cargar los gadgets, con lo que te puedes ver tus propias películas o escuchar tu música?

Sólo lo sabrás cuando te subas a un autobús de línea, porque ¿para qué se van a gastar dinero en comunicación y publicidad de sus nuevas comodidades? Pues sencillo, las líneas de autobuses de largo recorrido no invierten en publicidad porque desde casi los tiempos de la transición, cada una ópera en exclusiva en alguna ruta principal desde la capital, con lo que no podrás ir en otra compañía de autobuses desde Madrid a Málaga que no sea Daibus… si en efecto en pleno 2015, Confebus (la Confederación española de Transporte en Autobus), sigue controlando el transporte de viajeros por carretera.

Está claro que están chapados a la antigua, y en cuanto han creído ver un posible competidor, cual espejismo, han querido matar moscas a cañonazos. Es decir, les ha dado por denunciar a Bla Bla Car, por considerarles competencia desleal… Ya que han ido al juzgado, el juez podría aprovechar para multarles por el cártel que tienen unas pocas empresas privadas sobre el transporte semi público de viajeros…

La clave del asunto, es que la denuncia de Confebus carece de sentido, porque el negocio de Bla Bla Car no es transportar viajeros, como si lo es el de los asociados de Confebus. Sino que como dice su nombre en Bla Bla Car, no se comparte coche para viajar, sino que se comparte conversación en un coche. Lo cual, es muy diferente, dado que en un autobús, es prácticamente imposible compartir una interesante conversación con las personas sentadas, tanto a tu lado como atrás o delante, para poder hacer nuevos amigos. 

Por tanto, recomendaría a Confebus que cambie de asesores y de estrategia, y en vez de querer cortar los caminos alrededor de su coto privado de transporte, inviertan en publicitar los enormes cambios desarrollados en cuestión de comodidad los cuales les hacen competidores directos del avión y del AVE, como por ejemplo a al tardar sólo tres cuartos de hora más que el Alvia a Vallodolid y costar bastante menos de la mitad, tanto en clase turista como preferente.  




miércoles, 12 de agosto de 2015

Be water...


Un puerto digno de la burbuja inmobiliaria, separa el arenal en dos, a la izquierda inmensos arenales engordan protegidos por el malecón, a la derecha cada Semana Santa el Mediterráneo engulle toneladas de arena como tributo a Neptuno.

Cosas del destino, la casa que hizo mi abuela hace más de medio siglo, está en el lado oscuro de la fuerza, con lo que en el estío, la playa es un batiburrillo de sombrillas cual castillos defendiendo cada centímetro de sus aledaños, ay de ti como se te ocurra ir sin esa armadura...

Es en Málaga donde las heladas aguas atlánticas se calientan al entrar en contacto con los miles de madrileños sedientos de poner sus lorzas a remojo, los niños juegan a acariciar con sus tablas de body board las domadas olas, que de atlánticas tienen el recuerdo de una vida anterior, mientras los corrillos de abuelas, mastican las imprudencias de los otros niños que no son sus nietos...

En eso, intentar concentrarse en leer un libro, es tarea de titanes, por lo que decido poner agua de por medio, y zambullirme en las aguas semi heladas, que desde hace unos días, lo son menos, al estar el cielo nublado desde que amanece, por lo que los 24 grados del agua, parecen más calientes ahora que Lorenzo aflojo el gas y nos da mantequilla.

Tras nadar unos cien metros a crol, descanso al oír sólo un run run de fondo humano, casi convertido en susurros del viento... Aprovecho para descansar poniéndome boca arriba, haciéndome el muerto, con los brazos y las piernas estiradas, con las orejas dentro del agua, para que el silencio sea absoluto.

Gracias al valls que bailan las nubes con Lorenzo, he tenido el privilegio de asistir a una danza donde los rayos jugaban a traspasar las nubes, mirando extasiado, he cerrado los ojos, flotando, en el vientre de la madre tierra, en plenitud de mi ser, sabiendo que la corriente me llevaría a la orilla y que estaba en zona balizada, me he relajado concentrándome en mi respiración, puede que sea la versión "be water my friend" del tan de moda Mindfulness actual. 

Al despertar, el sentimiento que me surge es seguir nadando otros cien metros al horizonte, descansar y seguir, pero el respeto a La Mar, me lleva a tierra. 
 
De nuevo, entre el bullicio suena el móvil, "¿Eres Gonzalo? He visto tu web y necesito ayuda para..." Bastan un par de llamadas para poner de nuevo la maquinaria en marcha que me aleje por unos días del ovejismo playero... Tres días en el placentero Madrid en agosto dan para mucho, gracias a los varios millones que abarrotáis las playas cuando os lo dicen. Ahora de nuevo bajando al Matrix playero, pero con las pilas cargadas para hacer mucho be water Mindfulness y creando la estrategia para el nuevo lanzamiento.

lunes, 3 de agosto de 2015

El Café Comercial y don Alfonso


La pasada semana, el cierre del café Comercial, sacudía la escena barítima madrileña. Uno de los decanos echaba el cierre, sin avisar, de forma abrupta… Aparte de contarte que desde hace unos meses era donde invitaba a desayunar cruasanes a mis seguidores de Twitter, como decía Álvaro Sobrino, la esquina de fuera solía estar abarrotada, pero aparte de quedar ahí, pocos de los que lloran ahora entrábamos.

Lo mejor de todo han sido las no razones, para el cierre, con lo que me quedé con la mosca detrás de la oreja, más aún tras feisbuquearme Christian Osuna que en el local de al lado, iban a abrir un Hamburguesa Nostra, sustituyendo a la óptica… 

Así que, aprovechando que el jueves cerveceaba  por la zona, aproveche para pasar por el local del al lado, el mítico Vinos, regentado por Don Alfonso, a indagar qué ocurría, y sobre todo, a comprobar que el templo donde me ensañaron a tomar chatos no lo iban a cerrar.

Sobre las causas del cierre no están claras del todo, es un tema familiar, donde la siguiente generación, al otro lado del charco no entiende de iconos, que la señoras ni están cansadas (puede que sus sobrinos si), ni son tan mayores, el restaurante Hamburguesa Nostra, está para abrir desde hace semanas, pero ahora la propiedad, le pide una salida de humos que antes no era necesaria… con un carnicero se han ido a meter y no con uno cualquiera… Los enormes pisos del edificio los han dividido en tres cada uno, para alquilarlos, por lo que, puede que el hombre más rico del mundo, lo añada a su Monopoly particular, pero raro que acabe siendo una franquicia más… (En octubre puede que me coma con patatas del ex Patatus esto último). 

Y ¿qué pasa con el local de Don Alfonso? Pues que como no es de renta antigua, le han ofrecido el oro y el moro, por irse, pero a sus 65 años, si te preguntas por qué no se va, es que no le conoces. Basta con observar cómo su perenne mirada de niño travieso, se ilumina al contarte, que hace varias décadas siendo economista, se pasó al otro lado de la barra del bar, regentada por la familia de su mujer, por puro amor hacia ella. El mismo, que destilara creando con mimo el  vermut las próximas semanas, o recordando las más de 11.000 fotos que tiene con amigos de las últimas dos generaciones, si la de los millenials… y cada noche hace uno nuevo, que entra por primera vez y se va feliz. Más de un comercial se tendría que pasar a tomarse el vermut.

¡Salud!