Gonzalo Osés

Gonzalo Osés

jueves, 3 de enero de 2019

Año nuevo, libros viejos









Hace un mes pedí recomendaciones de libros para que me hicieran pensar, y he recibido una buena pila de libros que cuestionan casi todo. Así que, esa será mi línea del blog en el año que empieza. Seguramente aparecerá alguna mega novedad, pero visto lo poco que me han hecho pensar este año, será con cuentagotas 

Así que empiezo con la recomendación de mi padre, con el zasca libro "¡Yo creo en la esperanza!" de José María Díez-Alegría, libro que, tras publicarse en 1972, le valió para ser expulsado de los jesuitas cuando era catedrático de ética en la Universidad Gregoriana de Roma, allí donde hacen los masters los curas antes de ser obispos. Casi nada. 

Algún día aspiro a escribir con una excelencia parecida, al justificar cada opinión con hechos y conceptos fehacientes que no admitan discusión.

La lectura resulta sorprendente al diferenciar en dos tamaños de tipografía, por un lado, lo que él cree, y, por otro lado, las justificaciones con las cuales construye su opinión, siendo éstas, conferencias públicas sobre dicha temática, lo cual, me resulta más sorprendente que le dejaran hablar públicamente de esto. 

Hay frases, que medio siglo después, creo que le volverían a echar como el párrafo cuarto de la página 56, donde escribe “Esta respuesta es superficial. El catolicismo de los últimos dos siglos, en conjunto, ha sido mucho más obstáculo a la liberación e instrumento de injusticia, que lo contrario”.



Si lo que te interesa es saber qué pensaba él, te recomiendo que te hagas con el libro "Yo todavía creo en la esperanza"publicado en 2008. Cuyo resumen pueda ser el segundo párrafo de la página 149, “Pero nosotros los cristianos de reales, de carne y hueso, somos tan deficientes en todo eso, que deberemos esforzarnos en hacer, más que en decir. No deberíamos sentirnos nunca como los maestros de la humanidad, sino, presentarnos como modestos dialogantes, que buscan avanzar con todos hacia una calidad mejor y más plena de la vida moral de los seres humanos”. 

En definitiva, un libro que debería estar en los anales de la comunicación, donde las formas asertivas levitan sobre el contenido. 

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