Gonzalo Osés

Gonzalo Osés

martes, 23 de abril de 2019

Sin forzar


Tengo un amigo que sonríe a la vida y que recuerde todo le va muy bien. El caso, es aprovechando un descanso del crosfit  rural de la semana pasada en karate kid, le pregunte, ¿alguna vez te ha salido algo mal? Mi amigo, reflexionó unos segundos, y me respondió, “sí, si, el primer motor de moto que arregle me lo cargue a martillazos, porque no se acaba de cerrar. Desde entonces me di cuenta que no hay forzar, si está bien montado, las piezas encajan como un puzzle”

Enseguida caí, que su capacidad para caer siempre de pie, podría ser en no forzar a las personas que ha elegido para desarrollar su vida. Él plantea, diseña, motiva, cuida, valida, replatea, se guarda el ego, facilita, hasta cada persona cual gota del rio de su vida fluye encajando con su felicidad de mar eterno, previo paso a la vaporosidad de su esencia colectiva. 

Moraleja, y ¿si nos lo aplicamos? Y ¿si en vez de forzar situaciones personales con trabajos en los que no fluimos, desmontamos esa actitud, y ¿si lubricamos la armadura que nos impide ser nosotros mismos, e intentamos quitárnosla? 


En algún momento te das cuenta que por la fuerza no se consigue nada. En una guerra todos pierden. Hasta el que gana, ha perdido la oportunidad de vivir un momento sin dolor. 

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