El otro día en clase de polimatia el profe Christian nos preguntaba ¿quién podía definir la genialidad? Cual resorte respondí “curiosidad exponencial”, y el profe se quedó con la primera parte, y a mi me faltó diálogo para explicarme. Curiosos seríamos todos sus aprendices, pero eso solo suma a un ritmo evolutivo muy lento. Por eso la exponencialidad, la misma que está experimentando CRISPR en estos momentos, pasando de una investigación curiosa de las salinas de Santa Pola a una aceleración exponencial de la salud humana.
Cómo vivimos empatallados sin sustancia, creo que hay entrenar la curiosidad en la edad adulta, para no olvidar el niño y por tanto creativo que cada día acallamos más.
En mi caso, cada año que puedo, me vengo al Fuori Salone de la feria del mueble de Milán, porque aquí palabras como creatividad, innovación, pensamiento crítico, se presuponen. Y me dedico a entrenar la mirada, a dejarme sorprender, a jugar a buscar el tesoro. De almacén en almacén, de palacio en palacio, de panadería en panadería.
El fuori Salone no es ajeno al adormecimiento general de la población, y ya no hay ínstalaciones brutales regadas con miles de euros, que te dejaban boquiabierto a la par que te convertían Milán en una piscina de bolas. Ahora hay que
afinar e irse a Rossana Orlandi a escuchar los versos de Alvaro Catalan de Ocon sobre qué artesania fue antes, ¿la cesteria o la cerámica?
O a los acariciadores de almas de materiales que son Mayice enseñando a una marca la curvatura del cuadrado en aluminio...
O la sutil mirada de Mandalaki y su Halo celebrado La Luz con la maestría de Bang & Olufsen. Mientras ves como miles de diseñadores asiáticos toman el resto de Milán, con un diseño sin chicha ni limonaa.
O la sutil mirada de Mandalaki y su Halo celebrado La Luz con la maestría de Bang & Olufsen. Mientras ves como miles de diseñadores asiáticos toman el resto de Milán, con un diseño sin chicha ni limonaa.
Dignas de ver las diferentes propuestas en el palacio Litta, donde puedes “volar” en el escenario de su teatro.
Se agrédece que Tortona 31 recupere la esencia del Fuori, y que Future Lambrate se venga a Tortona, pero su punta del iceberg, los chavales de la Royal College habría que echarles a todos a la calle, porque están anhelados. Y el Più, pues exceptuando al instalación calidoscopio con mariposas de P L A S T I C O de la entrada y que abre este post, poco más. Y de Ventura Future en Base en Tortona 54, solo vale el confesionario de diseñadores de la entrada, así que no se te ocurra pagar los 5 € que te piden por ir a ver a unos estudiantes plagados de buenísimo sin fronteras, pero que no te hacen reflexionar lo más mínimo.
Hoy queda ir a Brera, a seguir buscando el tesoro, y esta noche a pillar el avión de vuelta. Quedan cientos de sitios del fuori por patear, pero la esencia, la píldora está ojeada. Lo de ir a Rho Feria es harina de otro costal oficialista, con un espacio ferial 10 veces Ifema con pabellones unos encima de otros y con un Satélite tomado por las escuelas ávidas de captar clientes.
Hay un movimiento oficialista en contra del plástico y tirando de la manoseada economía circular, pero nadie critica la industria del design que proporciona el plástico, no se ven marcones que produzcan sus muebles con fedula de patata. ¿Entonces de qué estamos hablando? ¿De cambio sumatorio o de cambio exponencial?
Eso si la instalación de las luminarias de hielo es algo que Jorge Mañes tendría mucho que decir, al crear las luminarias Useless en clase cuando estudiaba en la Royal College de Londrés, cuando ésta tenía investigadores e innovadores en sus plataformas. Y como expusimos en la otrora Econciencia de IDAE en Casa Pasarela (Ifema) hace una década.
Moraleja es importante conocer la historia para saber si asistimos a una transformación de la sociedad evolutiva o exponencial.
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