Gonzalo Osés

Gonzalo Osés

martes, 12 de marzo de 2019

Hijo de su madre


Seré que he recibido una educación rara de la leche, pero se me hace muy difícil comprender a aquellos hombres que no conciben como iguales a sus madres, de las cuales han llegado a esta vida. 

Así que el pasado 8 de marzo, día de la huelga feminista, me uní a mi madre para acompañarla por las calles de Málaga, y admirar su felicidad a rabiar, al comprobar con sus propios ojos, que había relevo generacional para combatir la mayor de las injusticias, negar la igualdad a más de la mitad de la población mundial. Miles de mujeres jóvenes, muy jóvenes coreaban a mandíbula batiente “no nos falta ropa, les falta educación”. Lo mejor fue cuando hackearon el recorrido y se fueron a la calle Larios, epicentro de la vida malagueña, si no, pasa ahí, no ha existido. 

El machismo te encierra en tus miedos, el feminismo te abre a los demás. Porque hacen participes de sus conquistas sociales a toda la sociedad. Ya es hora que los hombres dejemos de mirar para otro lado, ante el chascarrillo fuera de lugar, y empecemos a ser participes a la par que cómplices de una revolución liderada por mujeres, que puede que sea la única que salve al planeta como grita la quinceañera Greta Thunberg

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