Gonzalo Osés

Gonzalo Osés

martes, 19 de marzo de 2019

Aprendiendo de Barcelona



Cada cierto tiempo me suelo ir a aprender de la ciudad de Barcelona, tan solo andando y mirando de forma activa el discernir de cada edificio y el discurrir de la vida que se genera a su alrededor. Una energía muy especial que fluye de la montaña al mar, y que transmiten a manos llenas las personas que compartieron sus enseñanzas conmigo. 

Hay muchas Barcelonas: la de Gracia, la del CCCB/Macba, la Santa María, 22@, las ramblas, la que asiste atónita como miles de elefantes marinos guiris sestean en la Barceloneta… 

De todas, la  que me encanta es la del Eixample, con sus esquinas rematadas en chaflanes que detienen el tiempo, y crean un espacio temporal donde dialogar contigo mismo, una pausa en el camino, una posibilidad para mirar hacia arriba a la par que a tu interior, y flipar con la casa china, la de los caracoles, la de Manuel Llopis Bofill... con sus curiosos y elegantes portales, y sus vividos patios interiores de manzana, donde se respira diseño en cada detalle. 

Sí, no me olvido, también la Barcelona de Gaudí, la de la casa Milá, y sobre todo la de la Sagrada Familia, un ícono en sí misma, con el que Gaudí dibujo juegos de luz que iluminan el más cerrado de los corazones. 

De acuerdo, que el Eixample es la Barcelona de la burguesía, de la industrialización, y a diferencia de otros barrios pijos de otras ciudades, en el Eixample siguen cultivando a fuego lento humildes comercios de toda la vida, generación a generación, sin que las alienistas franquicias de turno se atrevan a salir del Paseo de Gracia. Un distrito construido por empresarios que ahora se llamarían emprendedores, aunque sea más cool y posiblemente más barato reempezar en otros gentrificados barrios. 

PD: El viernes mientras meditaba qué foto de las cientos que había hecho, podría abrir este post, como siempre, la respuesta me encontró a mi. A la vuelta del convento de los Angeles, me encontré la instalación de Allez! en la Plaza "no mirar", muy chula, donde con cinta de carrocero, formaban espacios de vida, que te invitan a la acción, a la creación, a la innovación en la educación. 


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