El miércoles pasado mientras desayunaba en un bar, escuchaba de fondo la conversación entre el encargado y sus tres empleados, dos de ellas mujeres, que como no podría ser de otra forma, versaba sobre la detención del asesino de Laura Huelmo.
Enseguida el encargado cogió la batuta de la conversación y dijo, habría que meterle en la cárcel de por vida, a lo que el empleado le respondió, a ese, a La Manada, a… y sin dejarle continuar el encargado le dijo (refiriéndose a la víctima de La Manada), “bueno, bueno, todos sabemos cómo es la noche, y si no se defendió…” Como un resorte me giré, y me lo que quedé mirando, flipando con la suficiencia de sus palabras. A lo que al ver que seguía diciendo “si se dejó grabar y tardó en denunciar… es que algo quería”. Y ahí a riesgo de llevarme un día dos hostias, me levanté y me fui a hablar a cuestionarle como podría decir eso con esa tranquilidad.
El tío no se lo esperaba, y cuando le dije que si de verdad pensaba lo que estaba diciendo, o si entraban cinco bigardos en su bar si seiba a repartir mamporros, o si alguna vez le han dado una paliza y se ha ido a la hora a denunciar… El tío, fue reculando, pero la guinda fue cuando le dije si me estaba diciendo que sus hijas pequeñas no podían salir a las fiestas locales sin miedo a que les pasará algo. Cuando llegue al bar estaba hablando a en voz alta por Whatsapp con sus hijas.
Querido lector, los tíos tenemos que dejar de ser unos gilipollas, unos pseudo machitos, y dejar de mirar para otro lado, cuando otra persona dice insensateces públicamente. Los valores que sostienen nuestra sociedad no sólo se aprenden en casa o en la escuela, si no, en la convivencia con los demás, por lo que no es admisible callar e ir a lo tuyo, porque no quieres líos, haber elegido nacer cochinillo, en vez de hombre. Pregúntale a tus amigas runners si cuándo salen a correr van con la geolocalización activa del WhatsApp, ¿tu mujer, tus hermanas, salen a correr? O a tus hijas si se han descargado la aplicación No More de las adolescentes del SEKlab Junior, tras vivir una de ellas un momento de acoso.
Como retuiteo Laura Huelmo en 2015, “te enseñan a no ir sola por sitios oscuros, pero a los monstruos no les enseñan a no serlos”. Es el momento de no callarse, de no mirar para otro lado, de conversar y educar a quien la pone encima de la mesa, creyéndose que le vamos a reír las gracias, porque eso es apología de como dice Iván Giraldo, terrorismo machista. El cual mata en España a más españolas que el islámico al año, y lo único que hacemos la mitad de la población es mirar para otro lado, hasta en Navidad.
Por cierto, feliz navidad
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