Cuando me preguntan si la idea es buena, respondo que el desierto es largo, y para atravesarlo el equipo que tu ego te deje elegir será clave. Pues bien, pocas veces he podido comprobar cuánto daño hace el ego en una startup, como ha sido este finde en Startup Weekend Madrid en Google for Startups, al que acudí de nuevo como mentor (oficialmente coach).
El embudo de alineación de personas diferentes que se hace el viernes es digno de estudio en Harvard, destacando una idea que detecto un problema que tenemos una gran mayoría de personas al comer en restaurantes. Pues bien, se le juntaron cinco personas a la persona que la planteó. Y ahí empezó el problema, seis personas son muchas para ser diligentes. Se les planteó a ellos y a otros dos grupos de seis componentes que alguna de ellas se fuera a otro grupo o a alguna idea muy votada, pero con pocos socios, pues bien, nones… A la vez, una idea que resulto muy votada, casi no tuvo socios, por lo que tuvo que casi rogar que se unieran a ella cuatro personas.
El sábado por la mañana ambos grupos recibían palos en la ronda de mentores. Eran sugerencias nuestras, pero no nos hemos educado para escucharla. Pues bien, el grupo de cinco (el de la foto), recibía con entereza las sugerencias, no contestaba, y las ponía en práctica con diligencia. En cambio, el de 6 se atragantaba, con nuestros comentarios, al no entender ningún coach por qué se habían cargado la idea inicial, metiendo dos banales, que hacían insulsa la propuesta. La respuesta, es que dos de lo que iban a ayudar sacaron el ego a pasear, planteando sus ideas, y cómo eran seis, se hicieron tres parejas defendiendo sus ideas, sin atreverse a salir a validar sus egos.
Así llegamos a la hora de cenar, los primeros empezaban a tener una validación testable, tras deshacerse de esas dos ideas que carecían de sentido. En cambio, la idea que tuvo que rogar socios para ir para adelante 24 horas antes, ahora, no sólo habían validado, si no, que tenían una web, una campaña lanzada en Instagram, un pre acuerdo de socios y varios pre acuerdos con proveedores.
Adivina quién ganó. Pues la idea que nadie quería, arrasó, tuvo hasta 47 carritos de la compra hasta las dos de la tarde del domingo. En cambio, la idea que tuvo muchos adeptos iniciales, quedó tercera, porque era muy buena, pero la gestión de egos fue pésima.
Ahora toca poner en práctica lo aprendido este finde, sobre todo, en gestión de mi propio ego, pero eso es otro cantar, que te lo cuento otro día.
Namaste
El ego efectivamente es un problema, pero la gestión del liderazgo del equipo es un problema superior. Si no hay espíritu de equipo y este no se auto-organiza en roles, la idea no llega a ningún lado. Y lo sabemos. El año que viene, sugiero instrucciones sobre como sobrevivir a estructurar el equipo en roles adecuados para sacar a la idea de ese estado y convertirla en objetivo o no pasar el corte y a casa. No se si Javi estará de acuerdo XD
ResponderEliminarJosé, desde la barrera es fácil comentarlo, se les comentó desde el inicio, se les aviso, y la coach coach, y el resto de mentores intentamos ayudarles lo más posible, pero recuerda que eran personas que no se conocían de nada. Y al final, todas al ver el resultado reconocieron su error. Así que te invito a que te apuntes al próximo startup weekend como participante y flipes con la experiencia y el aprendizaje. Visto lo visto, me da que para montar una Startup no sólo haga falta un heaster (tenga la idea), un hacker la desarrollé y un estafador que la venda, si no, que habrá que incluir un coach.
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