Gonzalo Osés

Gonzalo Osés

jueves, 11 de octubre de 2018

El año en que salvé a Einstein


Vuelvo a bloguear libros estratégicos, con un autor que admiro como persona y profesional, el gran @sandopen. Uno de los padres de ecosistema tuitero español con sus famosos hashtags nocturnos. Que debía escribir cuando salía de Fundación Telefónica de liderar decenas de proyectos para ayudarnos a comprender cómo lo digital ibas a transformar la educación. 

Como el tiempo es un regalo, tuve el honor de desvirtualizar a Sandopen que al parecer se llama José de la Peña, en la aceleradora de edutech @SEK_lab, él de mentor titular (de año sabático), y yo de mentor becario (de prácticas). 

La novela "El año en que salvé a Einstein" se la regale a mi padre con la intención de leerla posteriormente… En agosto cuando llegué al retiro familiar y le pregunté por la misma, me sorprendió su respuesta, “hay un punto que me ha costado”, te diré que mi padre devora libros de 200 páginas en un día. Bendita capacidad que no heredé. 

De repente tenía un reto, descubrir el porqué de su bloqueo y me puse a investigar, lo cual, me resultó fácil gracias a los consejos del protagonista de la novela, con el que pronto hice buenas migas, por su profunda humanidad y humildad (se nota los rasgos de su padre literario). 

La acción transcurría trepidante en el aquel azaroso histórico momento de Entre Guerras, con un mapeo de la situación digno de Google Maps. Hasta que llegué al cráter donde me hundí sigilosamente, cual agujero negro. Fueron tan sólo una decena de páginas, pero mi cerebro casi que se licuó un par de veces… ¿Adivina qué intentó explicar Pepe? En una animada cena de nuestro prota y el primer genio que le aterriza en la importancia de aquel momento. 

Ni más ni menos, que la física cuántica, ¡acabáramos! Aunque Pepe se lo curra, y los protas ponen un claro ejemplo con el descubrimiento de Einstein, nuestro atontado cerebro sucumbe, porque se le obliga a entrar en un plano mental al que no se le ha entrenado. 

De hecho, todavía hay muy poca literatura de ejemplos reales y prácticos sobre la misma. Como reflejan lo poco estables que son hoy en día los ordenadores cuánticos. Siendo la física cuántica muy nombrada como comodín del público por mis interlocutores de innovación, cada vez que les pregunto cómo domar al tiempo que nos gestiona a nosotros.

Sugerencia (ya comentada con el autor), sáltate esa explicación, sigue para adelante, y luego, después de haber entendido toda la refriega de súper interesantes debates entre los protagonistas reales de lo que pasó ahí y cambio el rumbo de la ciencia, vuelve a esas páginas donde lo entenderás de forma más fácil. 

A la par, que Pepe tira de sus investigaciones de una vida entera para desvelarte un encuentro en el que no había Twitter, una trama policiaca digna de una novela de alto voltaje, que cuando se acaba, te quedas con ganas de más. 

Pepe, ¿para cuándo la segunda parte de la trilogía? 

PD: el libro se imprime bajo demanda, ¡por fin alguien que no tala árboles en base a las expectativas de su ego!

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