Te voy a confesar
una cosa, cada vez que público un post de este blog, a la par que lo subo a las
redes, se lo envío a mis padres… Y siempre me envían su feedback, sobre todo el
de mi padre, que más allá del contenido, me lleva dando caña y con razón desde
aquel lejano otoño del 2014, respecto a la ortografía, la cual, mejore en 2015
al leerme 43 libros a cada uno más masterclass que el anterior. La cosa ha ido
mejorando, pero te confieso, que ni de pequeño me aprendí bien los giros
gramaticales, ni la acentuación, y lo he ido arrastrando hasta ahora. Tengo
pánico a comerme una hache en el típico “ha comido” o los famosos “ahí, hay” o
las ayudar a las esdrújulas a subir a la pasarela. Y no, los correctores no son infalibles.
Me he comprado
cuadernillos con la teoría, con las leyes de la gramática, pero te reconozco
que eran tales ladrillos, que acabaron formando parte de la gran muralla china
de libros que amueblan la estantería del salón.
Y aquí seguía,
más perdido que un pingüino en un ascensor, cuando de repente, el año pasado
los cracks Josema Serrano y Juan de Sin Faltas lo petan con una tabla periódica,
y mira que la tabla de símbolos químicos tampoco conseguí aprendérmela de
pequeño, menudo año de rebeldía adolescencia le
di a la profe de física y química…
Ahora la sorpresa,
es el libro " Ortografía para todos”, que te reconozco que iba a ser el tocho de
nuevo de 2+2… Pero ¡Qué va! Ni mucho, menos, reconozco que me ha dejado
pillado, con la mosca detrás de la oreja, y mira que a diario me cuentan
propuestas muy interesantes de hackear lobbys o disrumpir en un sector. Pues me
da que, aquí tenemos un ejemplo, de algo que puede liarla mucho en la RAE, al
tener la sensación de estar de cañas con Juanma y te va contando cotilleos lingüísticos,
que te sorprenden uno tras otro, al no imaginarte las posibilidades que dan los
elementos químicos.
Por primera vez
en mucho tiempo, he hecho caso a un autor en su presentación, y no me he metido
del tirón el almanaque entre pecho y espalda, si no, que he ido cotilleando a
salto de página, sorprendiéndome gratamente los descubrimientos adquiridos, y
es que al no ir de frente como van el resto de libros, pues tu ego se relaja y
entiende que no está ante un examen de la antigua educación, si no, ante un
aprendizaje de la nueva sociedad en beta que estamos construyendo, al recibir
la info de forma relajada, a la par que
rigurosa. Más aún, cuando los datos cobran cada vez, más relevancia, de tal forma, que de poco sirve el bigdata o los smart contracts si lo que estamos metiendo en los chats de los que aprenden los algoritmos palabras con error gramaticales.
Lo dicho, un
libro para volver no solo a mapear la ortografía, si no, también para ponerte
al día, porque, aunque parezca mentira la RAE sigue innovando sin pausa.
PD: Decir que al mencionar en twitter a Sin Faltas, me han pasado al artículo corregido, lo cual agradezco, al ser uno de sus actividades claves como Startup, pero no lo voy a cambiar, excepto la corrección del nombre de Juan, que siempre pienso en su socio. ¿La razón de no cambiarlo? Sencilla, si no cambio las correcciones de mi padre, cómo voy a cambiar las de otros. Con este blog no quiero sentar cátedra, ni tener un marketing perfecto, tan sólo refleja un aprendizaje, una rebelde imperfección constante y poco académica. Así que, como le digo a alguien cuando tropiezo con él, "lo siento, pero no por esta vez, si no, por la siguiente..." Es decir, prefiero ser coherente con mi ignorancia actual, que aparentar saber escribir bien.
DP: acepto invitar a una caña por cada incorrección gramatical que aciertes.
PD: Decir que al mencionar en twitter a Sin Faltas, me han pasado al artículo corregido, lo cual agradezco, al ser uno de sus actividades claves como Startup, pero no lo voy a cambiar, excepto la corrección del nombre de Juan, que siempre pienso en su socio. ¿La razón de no cambiarlo? Sencilla, si no cambio las correcciones de mi padre, cómo voy a cambiar las de otros. Con este blog no quiero sentar cátedra, ni tener un marketing perfecto, tan sólo refleja un aprendizaje, una rebelde imperfección constante y poco académica. Así que, como le digo a alguien cuando tropiezo con él, "lo siento, pero no por esta vez, si no, por la siguiente..." Es decir, prefiero ser coherente con mi ignorancia actual, que aparentar saber escribir bien.
DP: acepto invitar a una caña por cada incorrección gramatical que aciertes.
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