Las hojas del
calendario de junio salían volando hacia nuevos territorios inexplorados,
gracias a los alisios, junio discurría a todo trapo, cuando recibí una misiva
de Capitán Cook “¿Quieres ser evaluador del BBVA Open Talent 2017?” Esta es de
esas preguntas que sólo tienen por respuesta una sonrisa.
A la par, estaba detrás de pescar la guía "Blockchain: la revolución industrial de internet", así que
en una de esas escapadas a La Casa del Libro, me pillé los dos libros que había
de eso. Siempre me gusta repasar las islas de empresa buscando percebes que
degustar posteriormente. Tras el oleaje de las mega novedades con sus espumosos
colores, descubrí allá al fondo, donde ya no baten las olas, "El Futuro es fintech" (Deusto) una joyita que me sirvió para profundizar en las aguas profundas del fintech más allá del cabo de hornos de bitcoin.
“Era el 13 de febrero de 1601 cuando James
Lancaster levó lentamente el ancla del Red Dragón, zarpando de Woolwich para
emprender una travesía que jamás habría pensado que iba a cambiar el mundo para
siempre. El primer paso hacia la globalización del comercio había empezado con
cuatro modestas naves. En aquel momento hombres valientes habían comprendido lo
que conectaba el mundo era el océano. El océano permitía la circulación de
bienes, el comercio y la información. El mar fue el primer internet” …
El párrafo anterior podría
haber salido de la pluma de Nacho Villoch para alguno de sus viajes iniciáticos,
pero es el inicio de unos de los estratégicos análisis que hace la guía “El
Futuro es fintech”. De primeras, se te plantea toda una empresa emprender la
lectura con el objetivo de hacerlo del tirón, porque son 300 páginas a doble
cara y con un tamaño de letra de ¡9!!! El truco, es saltarte el guion y
crearte tus propias rutas. Salvado este primer momento de estío es cuando
empiezas a disfrutar a manos llenas de las pepitas de oro al batear sus hojas. Al
no torcer el morro ante nada, por muy delicado que sea, lo cual se agradece,
ágil y directo con exposiciones cortas y claras, invitando a un montón de
fintecheros del mundo a exponer sus nuevas rutas de juego.
En definitiva,
posiblemente sea una carta náutica para el avezado aventurero que quiera zarpar
más allá de las inhóspitas aguas del fin del mundo del crédito como lo
conocíamos. Manteniendo intacto el crédito que le dé su nueva aventura.
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