El pasado martes
se circulaba especialmente bien por Madrid, pensaba que era porque la gente no
ha cobrado y no tiene dinero para llenar el depósito de gasolina de su coche.
Pues no, era por una huelga, las dos los taxistas. Ni un taxi circulando por
Madrid hacían que salvando la arteria principal donde se manifestaban, el resto
del tráfico fluía.
Resulta curioso,
pero los taxistas ralentizan la marcha de los demás, al estar con un ojo en la
acera por si ven a alguien levantando la mano solicitando su servicio, y otro
en la circulación… ¿Cuántos millones de euros pierde la ciudad de Madrid por
los atascos y ralentizaciones del tráfico?
Antes de que los
profesionales del taxi, me empiecen a trolear las cuentas, decirles que hay
mucha gente buena en ese lobby de mercado, pero como en los demás trabajos,
tienen que pivotar, y reinventarse. Como sabéis los que me leéis habitualmente,
yo estoy en plena fase de reinvención laboral desde el 2015 que toqué fondo.
Hay que entender
el cabreo de los taxistas, pagar una pasta por la licencia de un lobby, para ver
cómo tus esfuerzos se diluyen al no estar jugando en el equipo ganador, el de los usuarios. Pero deben
entender que la cultura de calentar el asiento carece de valor. Lo curioso, es
que lanzan su ira a Cabify y a la otra startup yanqui que les ha copiado el
modelo de negocio. Cuando su inquina debería ir a la administración por
obligarles a pagar una licencia de algo que va camino de ser papel mojado en un
lustro.
Seamos claros,
Cabify es el servicio de chofer que todos hemos deseado, pero que no podíamos pagarnos, y es que te recoge un coche elegante, con un silencioso
chofer, no con un conductor que te busca con la mirada por el retrovisor para
que le hagas de coach y encima pagándole. Coche limpio, y que no huele a
jungla, conductor que conduce no pilota, y lo mejor que no tienes que esperar a
que alguien se digne a recogerte.
¡Ah! Y todo legal. Y que no te hagan líos, Cabify es una empresa 100% española que paga todos sus impuestos en España, desde que nació en 2011. Otra cosa es la falta de legislación por parte de la administración para que UBER que inició sus operaciones en España en 2014 obligarla a cotizar en la piel de toro.
Que si, que en Madrid puede haber más licencias que los lobistas del taxi
pactan con la administración. Pues claro, los usuarios, los clientes demandamos
un servicio como el de Cabify, hartos de subirnos a una lotería que de pública y calidad tiene la pegatina del escudo.
Es duro, pero
cuando antes vendan su licencia del taxi, y se pillen una de Cabify, antes empezarán
a dormir mejor por la noche. O se monten su propia agrupación de choferes, o por lo menos, den un servicio a la altura de la calidad de Rixar Garcia en Twitter @taxioviedo.
En general, la
transformación vital que estamos sufriendo por la vía digital es tremenda, como
usuarios nos encanta, como parte del canal nos revienta.
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