Hace una
semana de nuevo en la Fundación Rafael del Pino, tenía el honor de
desvirtualizar al evangelizador del futuro José Cordeiro y profesor de la
universidad de la singularidad, la cual es ahora mismo, casi como la carta a
los reyes magos, en 15 ó 20 daremos muerte a la muerte, acabaremos con las
enfermedades… Mientras me quedaba con
una de sus frases “no tengan miedo a la inteligencia artificial, sino a la
estupidez humana”.
Tuve el
gusto de frotar su lámpara en el turno de preguntas, y delante de Yuri
Fernández de Uber, le pregunté en qué año tenían previsto decirle al gran
público, que no hará falta desplazarse a la oficina para llega a fin de mes.
Reconozco que le metí en un aprieto, pero para eso es un genio, para que
adelante el futuro sin caer en la negación de la realidad actual… y allá que
fue “en 15 años no harán falta ni choferes, ni camioneros”. Es decir, el Uber
actual habrá pivotado unas cuantas veces, o puede que hasta haya sino
desaparecido, si quedarse como un jubilado al pie de una obre inacabada.
Bigdata,
fintech, gamificación, drones, termografía, bioimpresión, realidad aumentada,
internet de las cosas… son incipientes realidades que anteceden a la gran
revolución, la del conocimiento, la del internet de las personas, con nombres y
apellidos, dueñas de sus conocimientos y de lo que vender al mundo, ya no será
sólo su empleabilidad, sino sus datos de comportamiento, de experiencias
vitales de catalización de su conocimiento lo que realmente valdrá como moneda
de intercambio. Hace tiempo que Javier Sirvent dijo que la bitcoin no sería la
moneda del futuro, sino la de los datos.
Nos esperan
nuevas inteligencias por abordar, frente a la artificial estará la colectiva,
la que nos identifica como especie, porque por encima de envidias somos
sociales. El alioli será un mix de ambas. No me cansaré de decirlo, el
verdadero empoderamiento de las personas será no sólo cuando le extraigan sus
datos por el bien de la humanidad, sino cuando se vea recompensado por ello, de
forma concreta e inmediata.
Seguro que
el profesor Cordeiro conoce el mapa del tesoro. De momento, sigo explorando
las huellas de los Sirvent, Cordeiro y otros evangelizadores del presente
cercano.
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