Hoy es una noche mágica, la noche de reyes, donde los magos harán realidad
los sueños deseados. ¿Deseados o inducidos a ello?
Desde hace unos años se habla de transhumanismo, una nueva raza
posthumana de la fusión entre persona y máquina al llevar tatuajes con chips
que nos alerten de la dosis de diabetes o como escribía Jaron Lanier en “¿Quién
controla el futuro?" (Debate), hace un par de años,
nano robots que nos curen… así hasta llegar al sueño de la inmortalidad como
divulga la escuela de la Singularidad, el eje espiritual de Silicon Valley.
¿Sabes cuál es la corporación que está invirtiendo más en eliminar el cáncer?
Google.
Así mismo, antes de ayer Miguel Ayuso publicaba en El Confidencial, un artículo sobre los
hombres que salvaran a la humanidad vía inteligencia artificial destacando el
Instituto para la investigación del futuro de la humanidad…
Pero hay una parte de la ecuación que se me escapa, ¿por qué los mesías
de la nueva religión, la tecnología buscan la inmortalidad? Pues entre otras cosas,
pudiera ser porque el cromosoma Y que define si será chico un bebé está
desapareciendo, si a un millón de años, pero en definitiva la raza humana será
humana en femenino no en masculino.
Además, llama la atención que de los 11 salvadores no hay ni una sola mujer,
¿cómo podemos hablar del futuro de la humanidad, sin las personas creadoras de la vida? ¿Tiene que ser por narices lo que dicten los fanáticos de la Singularidad?
¿La fusión hombre máquina nos hará más felices? ¿Dejaremos a primeros de año de desear ser más conscientes y menos automatizados? ¿Delegaremos nuestra alegría al criterio
de un ordenador cuántico?
Es urgente que científicas pertenezcan a este club de investigación para resituar el rumbo tecnológico puro y duro. Si bien es cierto, que existe una tendencia de madres alrededor de la cuarentena, que ha puesto en cuarentena a los padres de sus
hijos, para definitivamente devolverlos al corral del que salieron al no
necesitar su economía para ser persona e independiente, y cada vez más, escalan
el Everest de los consejos directivos. Partiéndose el cobre y dejándose parte
de su alma por el camino, abriendo pista en los desiertos cual Laia Sanz.
Y sus hijas ¿qué? ¿Cuánta libertad de decisión sobre lo que quieren
jugar a ser tienen? Si muchas siguen pidiendo a l@s mag@s de Oriente cosas de “chicas”
y ven como su hermano pide cosas de “chico”?
Programar no es de chicos, sino de personas.
2016 será el año para derribar esa barrera mental que tienen las
directoras de marketing de las jugueteras. Por un lado, los gúrus de Pantone han
decidido cuestionar ese ecosistema proponiendo el color del 2016 aquel que sale
de la combinación del rosa “niña” y azul “niño”… Y por otro Alba Alonso Feijoo ha creado la plataforma RealKiddys para revindicar el derecho de las personas más jóvenes a jugar a lo que
quieran sin prejuicios. Porque nuestro futuro como especie está en lo que jueguen ahora tus hij@s.
PD: el dibujo que encabeza el texto es de RealKiddys.
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