Más de seiscientas escuelas libres creadas por padres florecen por la campiña
ibérica en menos de dos primaveras, donde los niños hasta los cincos años aprenden
habilidades vitales colaborando, sin memorizar, ni competir, ni igualarlos por
lo bajo. A la vez María Acaso y César Bona son la punta del iceberg de la Insurgencia
docente del que forman parte colectivos como GED (Grupo de pensamiento de Educación Disruptiva) o Levadura Madrid, hasta Marina está ultimando un
libro blanco de la profesión docente. Todos ellos innovando para mejorar y
adaptar la formación a los nuevos tiempos.
Pero vamos más allá, un par de décadas, que están a la vuelta de la
esquina, donde algo parecido a una calcomanía con un chip contenga un ordenador
cuántico y piense por ti en un par de segundos como hacer la mejor receta de
Ferrán Adrià, o cómo vender a diez millones de chinos un producto que tienes en
las manos, traduciendo por ti en tiempo real… Es decir, el entendimiento actual entre la
cultura del esfuerzo y la del talento, desaparecerá, y quedará sólo la de las
habilidades.
Si te parece una locura lo que estoy diciendo, dime cuántas
aplicaciones tenía tu teléfono hace diez años… Más aún, si quieres saber lo que viene, alucina con el vídeo que abre este texto es una entrevista a Javier Sirvent, evangelizador del futuro, es decir... Ya. Al
parecer un ordenador cuántico tiene la misma potencia que toda la energía del
universo… Lo tremendo del asunto, es que ahora que nos flipamos por la física
cuántica, ya hubo culturas anteriores a la nuestra que planteaban conceptos muy parecidos.
Pero lo que cuesta lustros cambiar es la actitud de la mayoría, que
prefieren adaptarse a lo que les da de comer ahora, durante unos años. Como son
los abogados con la preferentes de Bankia, no queriendo investigar los
contratos que nadie lee de las aplicaciones… Generando elites de la
información, las que deciden hacer algo con esa cantidad de datos sobre ti que
estás regalando a través de tu móvil. El último en apuntarse al carro es César Alierta la pivotar la estrategia de Telefónica, que pasará de dar soporte a ser comercializadora de
datos, después de los buenos resultados que les dio el experimento que hicieron con el BBVA y RocaSalvatella para crear indicadores turísticos.
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