El sábado cañeaba con mi amiga, y mientras la contaba que me
había salido una oportunidad de negocio, pero que tenía que hacer un
presupuesto que se puede tardar una semana en tres días y adiós fin de, me soltó
a bocajarro “deja de ser un Es que… y se un Hay que”, Es decir, deja de quejarte
y hazlo.
Cuantas veces de repente una oportunidad, te trastoca la
planificación, y hace que lo urgente se lleve por delante lo importante, ya sea
laboral o personal. Cuando juegas, juegas, no valen excusas de ningún tipo, ni
correr a medio gas, cuando se apuesta, se va a por todas, nada de nadar y
guardar la ropa.
Poner en valor el por qué de las decisiones da igual, excusa
no pedida… a veces nos pasamos más tiempo quejándonos de nuestras propias acciones, que
disfrutando plenamente de lo que hacemos por muy sin sentido que pueda parecer. Una vez tomada la decisión, hay que tomar el toro por los cuernos, sabiendo que
hasta el rabo todo es toro, y que para salir por la puerta grande, alguna
cornada hay que llevarse.
Si te fijas, al pasar de la excusa al vamos a
hacerlo, los rasgos de tu cara se relajan y florece una sonrisa.
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