El libro "Liderazgo Kumano" se me apareció en la reciente feria del libro de Madrid, esa puerta tori de la portada me llamó la atención, justo una semana después de darme cuenta que ese símbolo estaba en WhatsApp, al ojear sus hojas vi fotos de caminos de montaña y una analogía al camino de Santiago japonés. Así que trae para acá, que me lo compré.
Al empezar su lectura, me saltaron todas las alarmas y se me cruzó el libro a las pocas páginas. Tras la romántica introducción aterrizando en que hay más caminos. El autor planteaba que había tres libros en uno, uno contando su experiencia del camino, otro con palabras que le iban surgiendo como director de empresa y por último una parte que lo llamaba Sistema Kumano que literalmente desparramaba su idea de dirección, su legado al mundo, a quemarropa, sin anestesia…
Lo malo ya no era el contenido, si no, que la forma desde la utilización de una tipografía oronda, como para llenar más páginas, unidas a las constantes interrupciones de cambiar el color de la tipografía, así como escribir en mayúsculas las palabras que el autor considera clave, se me hizo bola. Al ursupar la capacidad de descubrimiento del lector, y querer dirigir mi atención y aprendizaje, consiguiendo justo lo contrario. Encima, andaba jodido porque me obligo a leerme los libros enteros, y empezando las vacaciones, pues estaba que rezumaba culebras de expectativas aniquiladas.
Como dice mi amigo Ernesto del Valle los libros además de leerlos hay que digerirlos, y yo estoy en pleno proceso de aprendizaje del "La maestría del ser”, uno de sus aprendizajes es si algo rechazas de otra persona, es que eso que no te gusta, ya reside en ti. Así que, tras darme el respiro de la comida y la siesta veraniega, analice qué me rechinaba en esa forma de plantear tres libros en uno y de esa forma que coartaba tanto la lectura… ¡eureka! Me espejeaba lo negativo de mi libro, donde por querer hacérselo más fácil al lector, lo inunde de códigos QR con enlaces, que luego a posteriori muchos de ellos o no iban al contenido correcto o dejaron de enlazar, aunque me costó una pasta, y sobre todo la falta de un editor crítico que le haga más empatica la lectura al lector.
Entendida que mi rabia era interna, retomé la lectura del viaje de Santiago, agradeciendo desde aquí la enorme honestidad de su relato, hasta rozando temas muy personales, como verás si llegas al final de este camino literario.
En definitiva, un libro que merece su lectura por todo lo que se descubre sobre el enigmático camino Kumano kodo, y el reflejo transformador hasta cierto punto de su autor. Incluso las reflexiones que acompañan el relato se hacen amigables al ser conceptos empresariales certeros. Lo que me cuesta ligar es el plan de empresa que propone en la tercera parte como una metáfora del camino Kumano. Puede que al ser muy industrial el enfoque del autor, por mi parte no consiga verle el sentido.
Buen verano, disfruta con la lectura en modo evasión..
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