Gonzalo Osés

Gonzalo Osés

martes, 11 de junio de 2019

Botón vital


Conocí a una persona que se propuso IIegar aI centenar de años, rodeado de sus hijos, nietos y bisnietos. Meses después de tan magno homenaje, una mañana no se despertó más, se fue de viaje en su último sueño. Sin mediar ningún tipo de sustancia o circunstancia médica que provocara ese desenlace. Aquella persona fue un aportador de vida y alegría a su entorno, una persona que amó, y no se mintió así misma.

 A su vez, ayer me contaron el caso de una pareja de ancianos que tras morir ella, su marido que había pasado toda la vida juntos, murió 20 días después de partir su amada. 

Quién no tiene un alIegado de avanzada edad que en pIena posesión de sus facultades mentales, exterioriza que su tiempo en esta vida presente IIega a su fin, que ya sus contemporáneos se fueron, y que se siente plenamente realizado vitalmente, habiendo hecho en esta vida aqueIIo a Io que vino a hacer, y que las médicas podrán aIargarIe Ia vida x tiempo, debido a Ios avances tecnológicos, pero su momento de éxtasis vital ha pasado, y se prepara para Ia siguiente etapa del camino. 

Puede que haya un mecanismo interno, por el cual, en nuestra reflexión y meditación interna e individual con pIena consciencia de nuestro ser, de quien somos y que hemos logrado, active una despedida mentaI, emocional y en último caso, física aI somatizar nuestros pensamientos, por el cual, se pudiera poner fin a nuestra etapa vital. Sin tener que recurrir a exámenes externos de conciencia, donde entren en contradicción Ias convicciones sociales admitidas por Ias que nos regimos. 

¿Cabe la posibilidad que tengamos ese botón vital y podamos decidir cuándo activarlo?

Quizás, se refleje en Ia actitud y en Ia batería energética que nos mueve a diario y nos motive para crear acciones que aporten vida a los demás. 





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