Desde que leí el
libro "Piensa en ti" de Joaquina, me asalta una controversia, Joaquina en varias
ocasiones, hace hincapié que una de las claves de la felicidad es ser o
sentirse útil.
Una utilidad ligada
a aportar valor a los demás, por la cual, experimentas el subidón de aportar, y
a veces, una compensación social o económica. Porque seamos sinceros, el dinero
no da la felicidad, pero ayuda mucho a acercarse a ella…
Ahora que se
derrumba el mercado laboral, y las cifras de la nueva economía son de risa,
sigo afirmando que se destruyen 10.000 puestos de trabajo, por cada puesto
freelance knowmad que se crea. Es importante empezar a plantearse, qué metodologías
tenemos para conseguir ser felices sin ligarlo a la utilidad, ni mucho menos al
trabajo.
La otra forma que
está muy de moda es el autoconocimiento, la aceptación personal amarse a uno
mismo, para cambiar la energía negativa por la positiva, y ser como escribe Alex
Preukschat en el libro "Blockchain: la revolución de internet" , para ser un buen nodo
del sistema descentralizado. Porque cada vez tengo más claro que lo que te
pasa, (excepto causa mayor), es porque queremos, tanto lo bueno porque lo buscas,
como lo malo porque para evitarlo lo dejamos para mañana. Es decir, la
tecnología nos está abocando a que maduremos como nodos.
Y ¿no hay otra
forma? Para ser feliz o eres útil o te aceptas…
El pasado
miércoles asistí a la presentación de Dictum Futurae en CIBBVA y su propuesta de cómo será la sociedad inteligente en 2025. Donde
posiblemente sea la culminación de la maduración descentralizada en la que
estamos empezando a caminar y muchos de los actuales dramas de la sociedad se
hayan domesticado. Donde la internet del valor (la de blockchain) haya
sustituido a la de información (actual).
Aproveché la vuelta
al cole de los evangelizadores de innovación madrileños Javier Sirvent y José
Cordeiro (si el mundo es su casa, cómo no lo va a ser Madrid), lo siguiente:
Utilizando CRISPR, ¿en cuánto tiempo se podrá eliminar de la célula el 80% del
cerebro reptiliano? La respuesta contundente: ¡2 años!!!!!
Y me dieras a qué
viene esto, pues sencillo, el cerebro reptiliano es el primitivo el primero en
reaccionar bloqueándote porque piensa que te viene un mamut a cornearte, pero
no, tan sólo es un coche parado en un semáforo… Es decir, perdemos demasiados
años de nuestra vida por no atrevernos a hacer lo que realmente nos apasiona y
nos hace feliz. Pues bien, si sólo dejamos la proporción de preocupación para
que no te tires desde un decimoquinto, y eliminamos el 80% del miedo, puede que
no tengamos ni que ser útiles, ni conocernos para sentirnos bien con nosotros
mismos.
Para rizar el
rizo, ayer dialogando con el facilitador de autoconocimiento para emprender
José Barroso, me daba cuenta, que la felicidad para ser validada necesita
encadenar alegrías, al no existir un consenso en la medición de la felicidad.
Por tanto, si la
felicidad sólo es un concepto, inalcanzable cual zanahoria delante del burro,
es muy complicado que algún día nos sentamos realmente plenos. Por lo que creo,
que la especie humana tiene un hardware excepcional, pero tiene el un sistema
operativo mal configurado. ¿hasta cuándo lo vamos a permitir? Quizás, es
necesario que reajustemos el mismo, como aquella carta de ajuste que aparecía
al final de la emisión de la televisión hace unas décadas.
FOTO: Alejandro Sacristan de Aviador Dro y Empática VR en la presentación de Dictum Futurae, en CIBBVA con chaqueta "carta de ajuste" del uniforme del grupo de música LKAN.
Magnífico post Gonzalo. El plantearte estas cuestiones indica que estás en un momento vital excelente. Cuando el ser humano busca respuestas es porque está dispuesto a afrontar el siguiente nivel. Me quedo con algo que hablamos en la conversación que mencionas, finalmente la felicidad depende de cada uno y no tanto de circunstancias externas o de cumplir un canon universal que en realidad no existe como tal. Cierto que nuestro hardware es perfecto, pero el software tiene una mala configuración, a menudo por "virus externos" y porque no sabemos suficiente de software para meter líneas de código que funcionen bien, pero que tenemos nosotros que aprender a repararlo (con o sin ayuda, pero nosotros) y no esperar a que nadie lo haga por nosotros (o nos de "su" receta, que probablemente no servirá para nada), eso es tan histórico como que todos los días sale el sol. Un abrazo.
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