¿Cuántos jefes o directores ejercen de líderes con sus primeros
clientes, sus empleados? Hay mucho jefe que ha llegado a serlo porque el
anterior se fue, pero carecen de las herramientas necesarias para dinamizar a
sus empleados, y puede que como el menda, estudiarán Administración y Dirección
de empresas, pero allí se estudiaba de todo, menos cómo gestionar a equipos de
personas. Con lo que, al final, hay que recurrir a los famosos y caros MBA.
Si partimos de que liderar es una actitud, una forma de ser,
de tener las cosas claras y de tocar la flauta, para que tu melodía atraiga a
los infantes de la empresa. Hasta la última crisis, el líder parecía ser el
ejecutivo agresivo, pero tras desmoronarse parte del chiringuito, han salido a
relucir otros liderazgos imposibles hace una década. Uno de ellos es el de la
humildad, que tras dos años dinamizando la mayor y más tradicional
multinacional del mundo está dando sus frutos. Porque el líder antepuso los
intereses de la empresa antes que los suyos, ánima a los mandos a dejar de
mirarse el ombligo, a que salgan a conocer la frontera dónde se encuentran tanto
sus clientes actuales, como los que han dicho que no le van a comprar. A los
cuales no juzga, sino que dice “¿Quién soy yo para juzgar?”.
Jeffrey A. krames, en "Liderar con humildad 12 lecciones de liderazgo del papa Francisco”, desgrana las claves por las que Jorge Mario Bergoglio ha sorprendido a propios y extraños. Lo bueno del autor, es que trabaja desde
la distancia, al no ser su biógrafo, con los datos están pocos sesgados. A su,
la estructura del libro está muy bien, al partir de una clave de Jorge, para
poner pasar por ejemplos prácticos de otras empresas, y cerrar cada capítulo
con un resumen con las tres estrategias a recordar, para poner en práctica, ya.
Por último, no creo que sea coincidencia, que hayan sido los colegios de los jesuitas en Cataluña, (orden a la que pertenece Bergoglio), los
primeros en prototipar el modelo educativo, que muchos innovadores estamos
hablando, donde han sustituido las anquilosadas asignaturas, los exámenes y los
deberes, por los trabajos en equipo, donde sí se enseña el Imperio Romano, se
aprende de historia, geografía, arte, ciudadanía de forma práctica. Por cambiar
mentalidades han derribado hasta las paredes unificando las aulas. Puede que
más de uno de los no clientes, agnóstico, se plantee llevar a sus hijos a un
colegio tan pragmático, donde se antepone el desarrollo
de la persona, frente a la tradición de la institución.
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