Reconozco que tenía curiosidad por ver qué itinerarios de innovación
llevaron a Barrabes Next a ganar la licitación de La Nave de Innovación del
Ayuntamiento de Madrid. Porque entre tú y yo, las palabras “itinerario” e
“innovación” se dan literalmente de leches, y si no, dime por qué no dejas de
escuchar el apellido disruptivo junto a todo lo que llaman innovación… Porque
si la innovación viniera tras un itinerario, ni Facebook, ni Airbnb o Tesla
hubieran pillado con el pie cambiado a Telefónica, Room Mate y a Mercedes Benz,
a los que no les ha quedado otra, que empezar a competir en el nuevo mercado,
donde a la oferta industrializada ni está ni se la espera.
Carlos Barrabés acompañado de Igor Tasic de Startup Europe Week y piloto de
La Nave mostraron los problemas a solucionar por los itinerarios: los objetivos
del milenio, (que eran para el 2015…) y cuatro planes: la calidad del aire,
ciudadanos cuidados, eficiencia energética y movilidad… para formar, acelerar y
conectar con otras organizaciones internacionales, en este último aspecto
Barrabeés.Biz, nos daba mil vueltas al resto de propuestas.
Lo cual, tras irse Carmena y el concejal, Cueto dio paso a las preguntas
del público, abriendo brecha César García de Makespace Madrid, al preguntar por si
pensaban contar con el tercer sector, a lo que siguió la demodolera pregunta de
un señor, diciendo que cómo él no era universitario no entendía nada de lo que
habían dicho, y si La Nave había pensado en el distrito. La respuesta de Carlos
demostró, como buen escuchador de caballos del Ibex35 y gestores de deseosas
smartcities, lo bien que le funcionan sus susurros a los que gestionan la
oferta, pero lo alejado de la realidad de las personas que apuestan por la aportación
de talento y talante desde la demanda, ante la inminente superación del test de
Turing en tan sólo una década… Hasta el extremo que tuvo que echarle un cable
Marcos Alonso de Media Lab explicando al no universitario un proyecto que habían
hecho de acercamiento a los vecinos, pero para ese momento las preguntas
cuestionadoras arreciaban, hasta el punto de hablar unos startuperos que habían
acogido un mes antes, de falta de atención… Ante lo cual, Sofía
de Google Campus pidió un plazo para que aterrizasen y Almudena Moreno de Open Future le explicó al vecino, la suerte que tenía de tener La Nave al lado. Y es cierto, porque ya me gustaría a mi tenerla cruzando la calle.
¿Era necesario hacer la tercera inauguración de La Nave al mes de entrar? ¿No
podían haber esperado otro mes? Al equipo de Igor no le ha dado tiempo ni a
aterrizar y mucho menos a dialogar con los agentes sociales palancas del cambio.
Como le dije a Igor, espero que haga suyo el proyecto y enamore con su alma a la demanda, independientemente del logo que ponga en el fuselaje. Para
ello, los repartidores de juego, no sólo tenemos que darle un plazo, si no,
acercarnos y ver las muchas posibilidades que tiene como portaviones de las innovadoras
actividades que la demanda está creando a diario por todo Madrid, tanto dentro
como fuera de la M40. La Nave, me recuerda a los inicios de Google Campus, con un enorme espacio expositivo para crear sinergías.
go gO GO!
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