jueves, 27 de octubre de 2016

El segundo infierno


Dime que no conoces a nadie que se haya refugiado en Facebook huyendo de su vida personal, y te invito a una ronda de cañas.

Hace décadas que conozco a Andrea de Gregorio directora de la obra de teatro El Segundo Infierno, pero ella la dirige no la ha escrito. En cambio, al autor Alberto de Casso, tras degustar su obra, no me quedo otra que espetarle “tío, has plasmado mis últimos tres años”, ante su cara de sorpresa al ser la primera vez que nos veíamos.

Porque seamos sinceros, ¿quién se cree las hipócritas caras de selfilidad que le regalamos al algoritmo de Facebook? Para servir de excusa y forrarse vendiendo miles de millones en publicidad. ¿De verdad que eres tan jodidamente feliz cómo subes en todas tus fotos? ¿En serio? Pues si de verdad es así, mi enhorabuena, pero vamos que no estás entre mis círculos de amigos… La de veces que estás en un sitio o te juntas con unos amigos y en cierto momento, alguien dice “hay que hacerse una foto para el Facebook”, y allá que nos ponemos todos como atontados poniendo una sonrisa profident… Como sabrás yo prefiero regalarle fotos de comidas, pero eso es otra historia, que puede que tenga continuidad...

Lo cual, lleva a la enjundia de la obra de teatro, la cual sin aspavientos se mete de lleno en los tiempos que vivimos hoy en día, donde al disolverse nuestra vida profesional como un azucarillo en un té hirviendo, y con ello, parte de nuestra relación con los demás, al no poder seguir el ritmo de gastos, acabamos encerrados en casa, con demasiado tiempo libre y alucinando como la gente es tan feliz en el feis, con lo que te dices, y por qué no…

En mi caso, soy de los que he acumulado varias veces 5.000 “amigos” de los cuales sólo sé quiénes son unos 1.800, y de esos conocerlos offline digamos que serán unos 1.000, y amigos, amigos o familiares, no más de 20. Porque mi feis no es mi red vital, para eso están los chats de Whatsapp. De los 3.200 restantantes, la mayoría son mujeres guapas, blogueras, modelos, actrices… Que por supuesto no las conozco, pero no me importaría, así que cuando el atontado algoritmo de Facebook, me pregunta si las conozco, le doy a invitar, y para mi sorpresa, me aceptan. WTF.

Decir, que esta huida mía en  el Facebook me costó una relación, mejor dría LA RELACIÖN, por lo que asistir al segundo infierno debe ser parte de mi Karma. Si bien, se está convirtiendo Facebook es en el mercado laboral y de conexión de los que no llevamos corbata, de ahí que en un par de meses lancen Workplace.

El segundo infierno toca más temas que hoy en día siguen siendo semi tabúes, lo cual viene muy bien, para hablar descubrir las cartas, y dejar de ser tan puritanos como aparentamos en el Facebook. Sin duda, tras verles en la librería Cervantes y compañía, ahora tengo curiosidad por ver lo que transmiten desde las tablas del teatro La Grada

jueves, 13 de octubre de 2016

Espíritu de remontada

Conozco a pocas personas que la crisis no les haya afectado, tan sólo las personas jubiladas de mi entorno las que no han visto su suelo desaparecer bajo sus pies, y caer de golpe a un pozo profundo y oscuro sin poder agarrarte a las resbaladizas paredes. Una caída que en algunos casos fue de un año, pero otras personas han caído durante un lustro entero, tornando su carácter, y borrando aquella sonrisa que bordaba su cara por entradas alopécicas galopantes.

Otras personas siguen cayendo, pero las muchas nos hemos visto a remontar, después de romperse en mil pedazos aquel espejo al que nos mirábamos, con el que nos educaron, con aquellas respuestas que nos daba de estudia, “aprende idiomas, ten títulos al peso, que eso te asegurara un salario para pagar una hipoteca y disfrutar de la vida cuando te jubiles…” Lo más curioso del asunto, es que el espejo a pesar de estar roto, antes de ir al cubo de la basura, todavía lanzo un último mantra, “tranquilos, en vez de asalariados podéis perseguir tu sueño y ser emprendedores”… ¿Emprende qué? ¿Montar una empresa? ¿Ser empresario? Pero si los de los cuarenta y tantos queríamos ser funcionarios, cajeros de banca o trabajar en Telefónica… Y allá que nos lanzamos muchos a emprender…  Donde aprendes a esquivar las tortas que le da el mercado a tu genial idea escrita en un plan de negocio de 100 folios…

Al frío de la crisis han surgido decenas de libros de autoayuda, de los que llevo unos cuantos leídos, y de los cuales, el primero de Anxo Pérez puedo decir que es la referencia, para reflotar personas. En esas anda el mercado literario cuando desembarca Joe Llorente, creando una categoría propia, la del banquillo, porque los libros anteriores te susurran las técnicas de sus autores para relanzar tu vida, volver a entrar en la rueda del empleo cual hámster, pero José Luis, con "Espíritu de remontada" describe de forma deliciosa con ese punto de humor tan suyo, lo mal que uno se siente cuando está chupando banquillo. Y ahí, es el primer libro que recuerde que lo hace.

Para gustos los colorees, pero te diría que empieces la lectura por ahí, por el capítulo X (exacto, el de que marca donde está el tesoro), porque como  dice Rafa Zaragozá “si tienes un problema tienes un tesoro”, porque la mayoría de las personas quieren solucionar, proactivarse, poner a hacer, pero sin saber de verdad cual es el problema, o la causa de que ellos estén chupando banquillo. Mientras, se depura esa causa, Joe con un magnífico ejemplo personal da con la tecla, que nos es otra que… La cual es el aceite para ligar la mayonesa de la remontada, donde me ha sorprendido otro de los ingredientes de chef Joe, ¡los valores! Lo cual, lo entiendes conforme vas leyendo el libro.

Sí, en tu partido vital no necesitas remontar porque ya vas ganando de 10, quizá quieras saber decenas de anécdotas de aquellos humanos que compartieron final con los extraterrestres en Atlanta´84. Porque Joel no da punta sin hilo y ejemplifica cada jugada con una anécdota que ya les hubiera gustado contar en la revista Gigantes. Porque de eso va Espíritu de Remontada, de demostrarte que este partido lo vamos a ganar, por mucho que los de enfrente parezcan gigantes, cuando son tan humanos como tú. Para ejemplo, la sencillez con la que respira un dios que parece humano, Don Paco Gento, al cual tuve el honor de verlo en directo en la presentación. Con Espíritu de remontada, puede que te conviertas en el Paco Gento de tu vida.


PD: es significativo como el baloncesto reporta libros claves para la empresa y emprendimiento frente a otros deportes de equipo opio del pueblo. 

lunes, 3 de octubre de 2016

V-ida


A mis mentorizados les digo que gracias a este blog estoy ahí, que como dice Andrés Pérez Ortega (@marcapersonal), el blog es tu campamento, tu ser, y el menda camino de hacer bueno el dicho “en casa de herrero…” Así que, sin ser la hora guay para publicar, ni la cadencia perfecta, volvemos. Mejor dicho, vuelvo a la pantalla en blanco, a teclear pensamientos, vivencias y reflexiones, tras un par de semanas convulsas de eventos, presentaciones, reuniones, foros, tertulias, y cómo no el coworking lanzadera de la EOI GO2work a tope, aprendiendo a manos juntas de los emprendedores que se han embarcado con nosotros estos cinco meses de travesía a las indias.

Si lo profesional ha sido convulso, lo personal ha sido muy reflexivo, quizás demasiado, pero ahí va. Luego mi madre me dirá que me pasó de intimista, que la línea que más me retuitean es cuando hago análisis proactivos y útiles para que otras personas den un paso adelante que anhelan, pero hoy toca esto, es lo que me sale.

El caso, que hace una semana, la madre de una buena amiga, fallecía después de más de dos años de agonías y dolor imposible con un puñetero cáncer, que la robaba cada día su enérgica figura, una mujer que no sólo fue la madre de, si no, que ensalzó la memoria de otra referencia doña Emilia Pardo Bazán, con aqueella magnifica tesis que compaginó durante décadas con su labor de profe, enseñando a ser personas a varios miles de alumnos que pasaron por su aula.

Pero lejos, de despedirse como una más, volvió a darnos una lección de vida, donó su cuerpo a la ciencia, con lo que rompió el inútil e insoportable velatorio de los hijos de los fallecidos, aguantando como decenas de personas le recuerdan el dolor. Al no haber cuerpo que velar, y ante los requerimientos de sus decenas de amigas, por ver a los hijos, estos optaron por hacer un encuentro en casa, con canapés, champan, cerveza… Es decir, en vez de llorar su pérdida, se aplaudía en silencio y con una dialogada conversación por todos esos momentos que nos brindó. Ella descansa, su hija y su pareja pueden descansar de un acompañamiento extenuante.

En esas, acabe este fin de semana, en el foro futuro próximo, donde nos encontramos unos cuantos futuristas, con la tranquilidad que daba igual que uno diera una charla de transhumanismo, otro hablará de robots españoles que se reconocen como entes independientes entre ellos, o CRISPR, el caso es que recordaba el proyecto Hannover creado por Microsoft de Big Data, o los 3.000 millones destinados por el dueño de Facebook al BioHub para no curar las enfermedades, si no,  prevenirlas, de tal forma que no habrá que medicarse si no que secuenciamos el genoma (ahora por sólo 900 €) en breve por 10, sabremos qué seremos propensos a desarrollar o en el caso de los que vayan a nacer serán diseñados (que ya hay casos en hospitales españoles), sin esa enfermedad potencialmente rompe vidas. Y a mí, lo que me genera frustración, es sabiendo que es una de las cosas que viene a máximo tres décadas, tengamos que esperar, mientras vemos como sufren nuestros seres queridos.

Para girar más la cosa, uno se pregunta y después qué, si acabamos con la muerte, como asegura José Luis Cordeiro de la universidad Singularity (Google y la NASA), ¿colapsaran las religiones al no tener que explicar qué pasa luego? Lo cual, me recuerda al cerebro de mi padre, que es tan potente, que no le deja concebir que no haya nada, no podemos ser un milagro puntual en un universo tan gigante.

Todo ello, lo profesional y lo personal, han transcurrido en un entorno sorprente de la sociedad, donde los gestores de la misma no se ponen de acuerdo ni para elegir saque o campo. En fin, lo cual, cada vez más me lleva a pensar en que la solución, pasa de descongestionar los cargos de decisión mundial de testorena, de no hay huevos, o de y tu más, y no vale decir que una mujer manda en Europa, porque se brea con las mismas armas que sus predecesores.

En esas ando, cuando me viene a la mente, que a diferencia de Elon Musk, no temo a la inteligencia artificial, si es colectiva, que garantice la función optima del bien común, es decir, entre otras posibles aplicaciones como recomendarte un programa de televisión que te va a relajar respecto al qué hacer diario… También sería la leche que fuera como un Siri que te dijera que leyes se van a votar en el congreso, en la comisión europea, en el TIPP y en la ONU y te diera un resumen y te diera la potestad de votar sí o no, a ti y a 9.000 millones de personas que seremos en breve… O qué se preocupará del bien real del planeta por encima del de cuatro corporaciones alimentarias dueñas del chiringuito. Al ritmo que vamos, los humanos somos la raza más anti planeta que hay, no sólo no sabemos gestionar un planeta, si no, que no sabemos gestionar nuestras propias emociones.

Y ya para rizar el rizo, como deseo a los reyes magos diseñaría un entorno en el que para vivir no hubiera que invertir x horas de tu día para pagar cuatro necesidades. Si no, que las necesidades claves estuvieran cubiertas, y pudiéramos dedicar esa cantidad de tiempo a conocernos, a escucharnos, a respetarnos, a amarnos, a socializarnos, a enamorarnos, a convivirnos, a aguantarnos, a solitarizarnos. En definitiva a ser esos seres humanos que nos decimos que somos, y que tan bien ha demostrado el presentador Jorge Lucas, durante su dialogo con su cáncer, al cual le puso una sonrisa cada día, hasta que el cáncer se cansó de intentar borrar aquella sonrisa.

Como la vida es de momento, un viaje de ida, hasta que sea de vuelta nos vemos en la carretera.

Ráfagas o uves