Desde hace
unos meses voy hablando con quien quiera dialogar lo guapo que sería hacer un Pharmatech. Es decir, de la misma forma que la tecnología permitió crear las
empresas fintech, que están canibalizando a los inútiles bancos (el Banco
Central Europeo se planteó en julio darnos a cada europeo 60.000 € para
dinamizar el consumo interno), porque a través de ellos no llega al cobrarnos
comisiones por fingir que hacen alquimia. De la misma forma que las
aseguradoras ya han puesto sus barbas a remojar al ver las del vecino cortar, y
están “pivotando” hacia las insurtech.
El siguiente
sillón de Davos es el de las farmacéuticas, sí, las responsables de miles de
patentes sobre medicamentos que guerrean a diario con el gobierno de la ONU
para no erradicar cientos de enfermedades cómo una fiebre que se llevan a
diario por delante a miles de pobres del cuarto mundo, los que no tienen la posibilidad
de coser nuestra ropa a cambio de un salario, que por aquí la gente prefiere
seguir en el paro.
En un
principio, y quizás con tecnología de inteligencia artificial se podría leer todas
las recetas de medicamentos para ver cuál puede ser la adecuada para generar
medicamentos genéricos a mitad o incluso una décima del precio que marca el
cártel.
Pero, la
clave me la dio como no, si exacto, el súper curioso Javier Sirvent, al cual,
por higiene mental intento escucharle una vez al mes, liándole un rato para
algo. El caso es que, CRISPR se va a cargar el mercado de las farmacéuticas, al
poder modificar el ADN de forma sencilla y poder extraer los genes que
potencialmente pueden desarrollar cáncer y otras enfermedades, o modificar mosquitos que no transmitan la malaria, el virus zika... Es decir, si no
hay enfermedades ¿para qué quieres un medicamento?
Una pista de
que se están revolviendo es su asiento, es la reciente compra por parte de
Bayer del grupo agroquímico Monsanto por 60.000 millones de euros, y para mí,
que están literalmente pivotando de sector, para afianzarse en el verdadero
poder fáctico mundial, y presidente de ese estratégico consejo de Davos, el de la industria de la alimentación
procesada. El primer causante, no sólo de la abrumadora obesidad de cientos de
millones de niños del primer mundo, si no, y ojo al dato, es la principal causa
del cambio climático… Pero eso te lo contaré con datos en otro post.
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