jueves, 3 de marzo de 2016

Salta


Cuan necesaria son hoy en día las historias de superación, que nos ayuden a saltar al vacío, a salir de nuestra zona de confort, para alcanzar nuestros sueños, o mejor dicho, para ser nosotros mismos, traspasando a diario la alarma del miedo que cunde cuando sacamos el pie de lo seguro, y de lo que nos sale con facilidad.

Aprendí a nadar en las piscinas de los Mundiales del 86, y de refilón mirábamos a los camicaces que se subían  a las alturas, y cual pájaros en busca de su comida se zambullían en la enorme piscina. Contemplar a aquellas personas pájaro me causaba asombro, a la par que bastante miedo. Alguna vez nos dejaron saltar desde el salto más bajo, me da que para ojear potenciales Illianas a la par que jugábamos a quien hacia la bomba más grande cuando no nos veían los monitores… A  mí me gustaba zambullirme y pensar si en esa piscina cabía un submarino nuclear…

Javier Illana en “No es el cuerpo, es la mente” (Alienta), nos invita a ese vuelo mágico del control mental interior, explicándonos sus vivencias, sus aspiraciones, su inspiración para superar a sus rivales físicos y a si mismo… Poniendo en valor, una llave que hace tiempo vengo buscando. Me explico, nos narra cómo le educaron en la cultura del esfuerzo, de la perfección de la repetición, para ser un yet robótico que hiciera el vuelo perfecto. Pero sin enseñar a entrenar la mente, a afrontar la gestión de la frustración ante el fracaso. Como recalca en la página 56, el mindfulness debería enseñarse en clase, puede que de esta manera sea más fácil pasar fordista y rutinaria cultura del esfuerzo a la del talento.

Agradecer a Javier un libro de estilizada cintura en el que aglutina tantos aprendizajes, el vital, el de superación personal, y sobre todo, el de la estrategia educativa para formar a las personas del presente. Ahora en la profunda piscina de la crisis, nadan personas sintiéndose ahogadas, y una vez que llegan al bordillo, saben que no basta con salir de la piscina, sino hay que subir un metro para salir de la zona de confort y dar su salto personal. Para ellas, este libro servirá para saltar de la mano de Javier. Además, creo que esta obra debería ser regalada a todos los chavales de primaria, para que sean ellos quienes elijan la cultura de la atención plena y del talento, porque su presente es suyo, no se forman para ser alguien en el futuro lejano… Sino para ser felices ahora.

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