Desde hace un tiempo parece que sólo se innova si estás metido en una
startup de economía colaborativa tipo Airbnb y escalable. Esta última palabra
es la llave para que los primeros inversores recuperen rápidamente su apuesta
con la rápida propagación comercial.
Esta revolución ha llevado a la innovación tecnológica offline y de procesos
a la octava entrada en Google, allá a lo lejos… Donde se sitúan las grandes
multinacionales con sus más de 100 millones de euros en I+D+i anuales, que si
bien, consiguen catalizar la investigación en innovaciones comerciales en sus
nichos, a nivel comunicación se queda en el buenismo de la marchita RSE
(Responsabilidad Social Empresarial). La cual sigue dependiendo del
departamento de marketing, como hace Volkswagen poniendo un coche eléctrico en
un puntos de recarga de la Puerta de Alcalá los domingos, o Iberdrola habla de
lo que nos jugamos en la cumbre del clima de Paris, mientras la multan por
manipular el mercado…
Ante este panorama el Club de Excelencia en Sostenibilidad Club de Excelencia en Sostenibilidad, con la colaboración de Vodafone y la escuela de negocios ie, ha sentado
las bases de la nueva RSE con el Catálogo de buenas prácticas en innovación
responsable Catálogo de buenas prácticas en innovación responsable. Ahora ligada a la estrategia empresarial. Porque como dice Conchita Galdon del ie, la innovación debe ser novedosa, ser útil y aplicada con éxito.
Un libro donde se
combinan innovaciones sociales y medioambientales con empresas de todos los
tamaños, desde el emprendedor a la multinacional, pasando por la pyme, destacando el programa Swaht de ISS, al dar los directivos el curso para que los empleados se sientan orgullosos de su trabajo y creen sonrisas en sus clientes.
En el triángulo de las Bermudas que es hoy en día la sostenibilidad, falta
el eje económico, sobre el cual basculan las dimensiones sociales y
medioambientales. Sin él, las acciones de responsabilidad social se pierden por
el camino. Sorprende el punto de vista al abordar este ámbito entre el la
actitud española del Grupo Banco Popular con su contribución a la integración socio laboral de las personas con
discapacidad de más del 33%, frente
a la del Banco de Bogotá, con sus aulas móviles
de educación financiera para la vida, para
fortalecer el conocimiento y la toma de decisiones financieras. Como si los
españoles que invirtieron sus pensiones en preferentes no fueran discapacitados
financieros. Mientras algún banco español se plantea hacer una acción parecida,
la startup Kainve forma a los universitarios al gamificar su liga financiera de
clubs universitarios.
En definitiva, más de cuarenta innovaciones en procesos, tecnología y actitudes a estudiar por los departamentos de RSE y aprender para emprender nuevas
acciones que les sitúen en el consejo de dirección de la empresa y en el
estómago del cliente.
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