martes, 29 de octubre de 2019

¿Cuál es tu nombre?



Tras el accidente, mis gafas se debieron quedar por la autopista, así que llevo las de repuesto. Las cuales, deben tener algo especial, porque me han enseñado a ver la vida de otra manera, sobre todo a interactuar con los demás. 

Desde entonces, he conocido a medio centenar de profesionales de la atención sanitaria, dispuestas a ayudarme en mi recuperación: auxiliares de enfermería, conductores de transporte sanitario, médicos, enfermeros, recepcionistas, fisioterapeutas, administrativas. Todas son trabajadoras, y por las cuales les pagan.

Lo que ha cambiado, es mi forma de verles, de observarles como ejecutan su trabajo diligente y eficazmente. Para darme cuenta, que son humanos. Es decir, no son robots, por mucho que nos hayamos dejado educar como tales, donde te pagan por ser útil, sin más. En cambio, son personas con una actitud tan positiva que te llenan de alegría, a pesar de que su empleo sea tan solo un eslabón de la recuperación sanitaria. 

Desde entonces, tras un primer dialogo donde te indican como actuar, he preguntado tanto a la persona que me lavaron en el hospital, hasta el que me traslada de mi casa a la rehabilitación, pasando por quienes me han curado las heridas o pedido el transporte, ¿Cuál es su nombre? En ese momento, se paran un segundo, sonríen, sobre todo con la mirada, espejo de su alma y se crea un momento mágico, lleno de luz y conexión, porque seguimos siendo seres sociales, que podemos vibrar en la misma frecuencia, resonando en el universo. 

¡Feliz pregunta!
  

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