martes, 3 de mayo de 2016

Roba tiempos


Tan sólo un cuarto de siglo separan los discursos de José Cordeiro y Raquel Roca. El del José positivista al cubo, hablando de lo que hoy es ciencia ficción, mañana sería ciencia, habrá más cambios en 20 años que dos milenios… Pudiendo llegar a un planeta eficientemente gestionado que invierta el cambio climático, el ciclo de vida, domando el enviciamiento, y en el cual convivan armoniosamente los 9.500 millones de humanos, bueno humanos 100%, puede que ni lo seamos, seremos humanotechs, y a lo mejor ni trabajemos…

Por otro lado, el de Raquel y su libro knowmads, un horizonte a un lustro, pero que ya nos acaricia a base de collejas, en el que se destruyen puestos de trabajo y se crean empleos nómadas del conocimiento, donde basta tener un acceso a la red para ser consultor de cualquier empresa del planeta, y saber mucho, mucho y mucho de un tema concreto que tenga su nicho de mercado, ah e idiomas… Y lo más importante, que estés posicionado/a como tal a nivel mundial. Por raro, que parezca el perfil, conozco unos cuantos y no son precisamente de la revolución digital…

La movida es que entre medias, hay dos décadas, entre las destrucción de millones de puestos de trabajo, con la desafección emocional que se produce y los mundos singulares de José, que poco a poco se van viendo mini muestras de ello. La clave es cómo paliar la sangría.

Vamos, cómo un niño esperando a que abran la tienda de chuches ando, pero como no soy muy de esperar, pues dando vueltas ando con ver cómo puedo conseguir las chuches (sin robarlas ni engañar a nadie), sino viendo la forma de adaptar parte de lo que dice José a la situación que plantea Raquel, cómo, buena pregunta, te cuento la respuesta cuando vea que funciona el modelo.

Así que en esas estaba la semana pasada, cuando tras varias cañas con diferentes amigos, saltaba un concepto a la palestra, los roba tiempos, es decir, todas esas acciones que restan de tu objetivo final, pero a corto producen satisfacciones o por ayudar a alguien se pueden convertir en asesoramiento gratis encubierto por tu parte, sino te das cuentas de por dónde viene el tufillo. Lo cual, por mucho que se destruya el empleo, eso no es ser knowmad.

Como ejemplo, lo que escribía ayer Oscar Guayabero en su Facebook, Desde hace tiempo que recibo numerosos mensajes privados pidiendo verme para comentarme un proyecto, buscar trabajo, asesorar, aconsejar donde estudiar, orientar una tesis, etc. Suelo contestar y cuando no lo hago es porque me he despistado. Lamento si alguna vez no doy respuesta o tardo mucho en hacerlo. No siempre puedo ayudar, ya aviso. Ni se demasiado de nada, ni tengo las puertas abiertas de no se sabe dónde.
Dicho esto, el próximo que me contacte para que le asesore (es decir para que trabaje) gratis en proyectos únicamente comerciales, lo cuelgo en abierto para escarnio público. Una cosa es que uno sea un primaveras, que lo soy, y otra que sea idiota del todo.

Lo dicho, se destruyen puestos fijos, y excepto que estés muy bien valorado en un nicho de mercado, lo cual, aunque ya no estés bajo el mantra de una gran empresa, se sigue pagando igual de bien. Los demás, se encuentran ante un vacío de redes de trabajo reales brutal, de ahí que el nuevo mantra del emprendimiento vaya calando. ¿Antes nadie quería ser empresario? Pero no confundamos churras con merinas, las personas que trabajaban para una empresa son muy buenas haciendo una cosa determinada, no siendo los dueños o directores generales de la empresa. Por tanto, no tiene sentido que la única solución sea el emprendimiento.

Hay que trazar otro tipo de puentes, entre profesionales y clientes, faltan acueductos, pero los cuales pueden que vengan más por la economía colaborativa, que por lo público, lo estatal, que navega cual Titanic entre icebergs emprendedores sin tener claro ni su rumbo, ni para qué zarpó.

Cambia el paradigma, lo que viene es crisis de era, de modelo, de economía, de clases sociales… y oportunidad. Hay que dar con la clave para adelantar la singularidad de la que evangeliza José, no todo el mundo va aguantar tres décadas esperando el maná. Vamos a ello, porque las personas no pueden estar perdiendo el único valor de momento, impagable, el tiempo. 

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