Hasta este
domingo cuando me pedían que recomendará el libro del 2015, contestaba “¿Quién controla el futuro?” de Jaron Lanier (Debate). Después de emocionarme, si has leído
bien, se me escapaban lagrimillas al leer las hazañas conseguidas por los héroes
de César, en su libro “La nueva educación” (Plaza Janes) no me queda otra que
exclamar el rey ha muerto, ¡viva el rey!
Jaron
describe un futuro a diez años sombrío, donde la economía de los teóricos de
Silicon Valley, está destruyendo la clase media, al desintermediar muchos de
los trabajos existentes, con el problema de que la clase media es el motor del
sistema económico.
¿Qué pócima mágica
ha cocinado César en tan sólo seis años para convertirse en uno de los cincuenta mejores profesores del mundo (Global Teacher Prize)? Sencilla, la de la responsabilidad.
Si, les ha dado responsabilidad a personas de 12 años y de menos, con la
creatividad casi intacta, alimentada por su curiosidad y deseosos de hacer, de
implicarse, de formar parte de la sociedad, diez años antes de lo establecido.
Los
ingredientes son naturales, parte de que él no lo sabe todo y puede aprender de
sus chicos. Agrupa las mesas en continentes rotativos, y crea responsabilidades:
como la encargada de la lista blanca de altruistas, en la que se apuntan
compañeros que dominan una materia, y otra con los buscadores de esas materias
que no se hacen con ella. O el cabecilla de los sublevados que recoge anotaciones
de problemas que surgen y cuando tiene unas cuantos, buscan soluciones entre
toda la clase… O el encargado de la lista negra, que pone al que interrumpe a
un compañero… Así hasta el levantador de persianas que tras cegar a César el
sol a las 9.39 de la mañana, la baja unos centímetros, para seguir la clase.
Por otro
lado, les anima a investigar en internet, a tener un pensamiento crítico, a no
quedarse con el primer enlace, a preguntar en casa, a hacer los deberes hasta
las siete de la tarde, para que luego jueguen, y si nos le da tiempo, los
padres le escriben una nota diciendo el por qué. César ya verá cómo lo gestiona
al día siguiente. Ooolé.
Y qué han
hecho sus chavales, pues en una clase, tras investigar los niños sobre el circo
con animales que llegaba al pueblo, se dieron cuenta del trato vejatorio a los
animales, y consiguieron que su pueblo esté libre de circo con animales, o
llegar a hablar en el congreso de los diputados, a la vez que ser ejemplo de
otros chavales. O en la escuela rural de Buret con seis alumnos de edades entre
4 y 12 años, conseguir hacer una película de cine mudo, que sea eje integrador de la comarca. O
en colegio de difícil integración los chavales le han enseñado a tocar instrumentos
a cambio de asistir a clase…
En
definitiva, no sólo maestros, sino si jefes de proyecto y directoras de multinacionales
empiezan a personalizar estas sencillas técnicas de empatía, escucha y respeto,
donde si críticas tienes que aportar una alternativa, puede que la sociedad que
contempla Jaron, tenga una posibilidad al tener un pensamiento crítico ante lo
que viene. Como decía Daniel Lacalle el lunes en la presentación del libro “Hablando se entiende la gente”, (Deusto) “La
cuestión no es si habrá otra crisis, sino cómo la vamos a afrontar y no replicar
fallos”.
PD: si el contenido es disruptivo, el continente le va a la zaga, libro súper fácil de leer, con una gran maquetación.
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